Su sueño se había hecho realidad cuando dejó de ser cartonero para empezar a trabajar en lo que siempre anheló: su propia huerta.
Yonatan Suárez atraviesa sus últimos días al frente de “La Huerta de Pringles”, como bautizó a su espacio donde produce pepinos, zapallitos, sandía, melón, chauchas, choclo, rabanitos, lechuga y cebolla de verdeo, entre otras variedades.
La decisión de dejar todo después de nueve años se debe a la intromisión de los animales sueltos, que le comen toda la producción.
“Estoy cansado, siento que trabajo para darles de comer a las vacas de otra persona“, expresó afligido en un video que grabó en forma personal para dar a conocer su situación.
En declaraciones a Infocampo, Suárez explicó que el predio cuenta con alambres de púa y un cercado eléctrico, pero las vacas se meten igual, y el dueño del lugar no actúa.
“Son cerca de 100 vacas y hace casi 10 años que vengo luchando con el tema. El propietario es mal hablado y enseguida me amenaza. Además, le reclamo al Municipio para que se cumplan las ordenanzas como tiene que ser, pero tampoco me dan bola”, detalló.
Ante esta situación, el joven aseguró que se irá a otra provincia, en busca “de tierras productivas”. “Yo quiero trabajar, el día de mañana quiero tener mi propia casa y formar una familia, es mi sueño”, sostuvo.
“Lo que pido es una hectárea, y hasta le podría dar trabajo a la gente”, suplicó.