Según informaron desde el organismo, la Hirschfeldia incana, vulgarmente conocida como “nabillo o mostaza” pertenece a la familia de las brasicáceas de ciclo anual o bienal. Se propaga mediante sus semillas y germina principalmente en otoño y en menor medida en primavera. Debido a su prolongado ciclo se comporta como maleza en cultivos de invierno y verano.
Diego Ustarroz, especialista en malezas del INTA Manfredi, explicó que durante los barbechos de los años 2015 y 2016, un biotipo de la zona de Oncativo, provincia de Córdoba, sobrevivió a la aplicación de glifosato y 2,4D.
A raíz de estos primeros casos identificados, el grupo de protección vegetal de esa estación experimental inició una serie de estudios y ensayos a campo para analizar la dosis y respuesta del biotipo de esa zona comparándolo con uno susceptible a herbicidas proveniente de la zona de Bordenave, provincia de Buenos Aires.
Los resultados de esas investigaciones permitieron confirmar la resistencia del primero a glifosato y 2,4D.
Según Ustarroz, “es importante realizar un adecuado monitoreo de los lotes para identificar los primeros escapes y eliminar las plantas previo a que estas logren producir semillas”, advirtió el especialista.
“Si bien las plantas no son controladas con estos herbicidas a las dosis normales de uso, los mismos en mezcla con otros herbicidas pueden ser útiles ya que la resistencia es parcial”, agregó el técnico. Además, anticipó que próximamente se publicarán alternativas de control con herbicidas que surgieron a partir de los ensayos que se llevan a cabo en la zona afectada.