Técnicos del INTA indicaron que durante los meses de verano detectaron en el centro de la zona agricola de Córdoba la presencia de adultos de Diloboderus abderus, conocido comúnmente como bicho torito. Por esta razón advierten que podrían existir larvas de este insecto, gusano blanco, en lotes destinados a la siembra de trigo u otros cultivos de invierno, y brindaron algunas recomendaciones de manejo para tener en cuenta.
Diloboderus abderus es una plaga de alta voracidad que puede provocar daños severos en sus estadios larvales ya que estas viven debajo de la superficie alimentandose de las raices de los cultivos y suelen pasar inadvertidas.
La plaga tiene un ciclo anual y completa gran parte de este durante el desarrollo del del cultivo de trigo u otros cultivos de inverno. En verano se presenta como adulto, el cual no provoca daño, pero es importante monitorearlo como indicador de la presencia del artrópodo y cuantificar su población para estimar el punto de partida de la siguiente campaña.
“Las larvas de este insecto pueden dañar el cultivo de trigo durante todo su ciclo, consumiendo desde semillas en germinación, raíces, plántulas hasta plantas”, explicó Fernando Fava, investigador del INTA Manfredi al sitio INTA informa. “Poblaciones de 20 larvas de bicho torito por metro cuadrado provocan un nivel de disminución del stand de plantas que puede llevar a la resiembra del lote” puntualizó el especialista.
“Las poblaciones de este insecto pueden pasar desapercibidas inicialmente, debido a que el monitoreo es poco frecuente al tratarse de una plaga subterránea y de aparición esporádica en la zona” dijo el técnico quien señalo que además de afectar al trigo, puede causar importantes daños en cultivos de maíz y alfalfa.
“El muestreo de los lotes previo a la siembra resulta indispensable para tomar decisiones de manejo culturales y químicas basadas en el conocimiento de la densidad poblacional de la plaga y, de esta manera, evitar o disminuir los daños en el cultivo” indicó el especialista recomendando acciones de manejo para los lotes que se destinaran a cultivos de invierno.
Las larvas de bicho torito tienen hábitos subterráneos y viven en galerías hechas en el suelo comunicadas hacia el exterior a través de un orificio que, normalmente, aparece tapado con un montículo de tierra. “Estos montículos son el primer indicador de que hay actividad de las larvas en el lote”, explicó el técnico.
En este sentido, indico que es necesario que “los productores salgan a caminar los lotes” para observar el estado del campo y recomendó hacer un monitoreo exhaustivo antes de la siembra, a partir de la toma de muestras que permitan estimar la cantidad de insectos en el lote.
Para tomar la muestra, debe realizarse un pozo de 25 por 50 cm, con una profundidad aproximada de 30 cm –máximo nivel al que pueden llegar las galerías–. En general, esta tarea ocupa a dos personas y consiste en que, mientras una persona cava, la otra desarma los terrones de tierra y cuenta las larvas.
Las larvas pueden medir hasta seis centímetros de largo, tienen cabeza rojiza y, a diferencia de otras especies con las que suelen confundirse, no poseen pelos. “Si se registran cinco larvas de bichos torito por metro cuadrado, la mejor alternativa de control es la aplicación de un insecticida curasemilla”, puntualizó Fava.
“Cuando el monitoreo no se realiza o se demora, el control de esta plaga se dificulta, ya que la aplicación de insecticidas de cobertura total tiene controles erráticos y poco satisfactorios” concluyó el técnico.