De a poco, el cultivo de especies acuáticas comenzó a reemplazar la captura, como forma de obtención de los peces que consume el mundo. La afirmación está respaldada por un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-FAO. Allí el Departamento de Pesca y Acuicultura del organismo que también confirmó que el consumo mundial de pescado alcanzó, por primera vez, los 20 kilogramos anuales por persona.
Esto se debe a un intenso crecimiento de la acuicultura, que en la actualidad proporciona la mitad de todo el pescado destinado al consumo humano, y a una ligera mejora de la situación de determinadas poblaciones de peces como consecuencia de una mejor ordenación pesquera, de acuerdo con la información publicada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
Desde el INTA aseguran que la Argentina posee las condiciones agroclimáticas ideales para la producción de peces, una carne rica en proteína y con alto valor nutricional. Para potenciar la actividad y el acceso a nuevos mercados, especialistas del instituto analizan necesidades y fortalezas de un sector en auge.
Mientras que en el mundo la acuicultura es una actividad productiva en pleno auge con proyecciones de seguir creciendo y el consumo de pescado aumenta a un ritmo anual medio del 3,2 %, en la Argentina esta actividad es aún incipiente. ¿Qué falla o hace falta para potenciar el sector? ¿Por qué, a pesar de contar con condiciones agroecológicas aptas e insumos y subproductos disponibles, no crece la actividad?
“Uno de los problemas identificados es la diversidad de actores y la falta de integración de acciones que formalicen cadenas o sectores bien definidos para que sean motores de desarrollo de la piscicultura” señaló Herman Hennig, especialista en piscicultura del INTA Oberá –Misiones.
“Se debería apuntar, fundamentalmente, a la construcción de una cadena que sea complementaria de la pesca y a dirigir esfuerzos por articular demanda de exportación con reales posibilidades de producción en el país”, diagnosticó Hennig.
Además, el consumo interno registrado de pescado es de sólo nueve kilos por habitante por año. “El desafío es cambiar los hábitos alimentarios de consumo de los argentinos que nos permita sumar a las dietas esta proteína de alto valor nutricional”, aseguró el técnico.
“La Argentina tiene una gran oportunidad para crecer exponencialmente en esta producción, se dan todas las condiciones para la promoción de esta actividad productiva” destacó Hennig.
Según los resultados del último censo acuícola de Misiones, que se realizó en 2016, la provincia cuenta con cerca de 4.000 productores dedicados a la piscicultura, de los cuáles, sólo el 10 % produce con fines comerciales y vende a pie de estanque. El 90 % restante lo hace para autoconsumo.
“Existe gran disponibilidad de insumos y subproductos que pueden transformarse eficientemente, de la mano del agregado de valor” señaló el técnico. Es que, de acuerdo con el especialista, con 1,2 a 1,5 kilos de alimento se forma 1 kilo de pescado, una proteína de altísimo valor biológico y nutricional.
“Tenemos suelos y climas adecuados para la piscicultura que favorecen el desarrollo de especies tanto nativas como introducidas, demandadas a escala nacional e internacional y con crecimientos aceptables para ser una producción rentable, como ser el pacú, la trucha, el sábalo, la boga o el salmón siberiano”, explicó. Asimismo, destacó que desde el INTA se fomenta el desarrollo de la actividad acuícola con capacitaciones y asesoramiento a los productores que buscan diversificar sus producciones, o bien volcarse a esta actividad tan promisora.
“La acuicultura tiene un gran potencial de la mano del agregado de valor en origen, lo que redunda en mayores ventajas y posibilidades para contribuir al desarrollo territorial en diversas regiones de nuestro país”, culminó Hennig.