Esta “ayuda ambiental” causada por estos animales, fue estudiada por un grupo de especialistas de una Universidad inglesa, según informa un medio reconocido.
El proyecto fue realizado durante siete años con castores eurasiáticos en cautiverio para demostrar el impacto en la reducción de toneladas de tierra de campos agrícolas cercanos a los ríos.
De esta manera, los científicos descubrieron que “una sola familia de esos roedores era capaz de eliminar del agua altos niveles de sedimentos, nitrógeno y fósforo en su recinto de 2,5 hectáreas“.
Los animales construyeron un total de 13 represas, lo que redujo la velocidad del flujo del agua y creó profundos estanques donde antes había un pequeño arroyo.
Se midió la cantidad de sedimentos suspendidos y los contaminantes que fluían en el agua y luego la compararon con la que emanaba de la zona donde habitaban los castores, los investigadores mostraron que las represas habían atrapado aproximadamente más de 100 toneladas de sedimentos.
“El 70% de esa cantidad era suelo que se había erosionado desde los campos intensivos de pastizales río arriba”, detalló un integrante del proyecto.
Investigaciones posteriores revelaron que ese sedimento contenía “altas concentraciones de carbono (15,90 toneladas), nitrógeno y fósforo (0,91 toneladas)”, nutrientes que amenazan la vida silvestre en ríos y arroyos y que “deben ser eliminados del suministro de agua humana para cumplir con los estándares de calidad en la potabilización”, aseguraron los especialistas.
En conclusión, dijeron que “las represas de castores pueden contribuir en gran medida a mitigar esa pérdida y atrapar contaminantes. Si esas construcciones fueran más frecuentes en el paisaje, sin duda veríamos que aportan múltiples beneficios al ecosistema”.