México es el país que más gana y que a la vez, lamentablemente, el que más sufre por la producción de palta.
En el país, lo llaman la “fiebre de oro verde”. Solo en el año 2016, el comercio generado por la palta produjo 2.220 millones de dólares en ganancias, según informó el Sistema de Información Arancelaria (SAVI) y la Secretaría de Economía de México.
Con el pasar de los años la demanda ha ido en constante aumento marcando una tendencia impresionante, siendo uno de los frutos más codiciados. Recordemos que en la Argentina, la palta se volvió uno de los productos más consumidos que no puede faltar en ninguna juntada.
Uno de los mayores consumidores es Estados Unidos. El éxito del “aguacate mexicano” es tan grande en este país, que aseguran que solamente el día del famoso “Súper Bowl” se consumen aproximadamente 100.000 toneladas, con ganancias que se estiman en 200 millones de dólares.
Especialistas informan que “hace sólo 15 años el kilo de aguacate costaba 5 pesos en México, hoy se vende hasta en 70 pesos a pesar de que aquí nace el fruto y la “moda” gastronómica que hay en el extranjero está detrás del drástico aumento”.
Las regiones mexicanas más damnificados fueron (y todavía lo son) Michoacán, Sinaloa, Jalisco y Oaxaca, ya que se consideran como las “minas” de este fenómeno del oro verde.
La palta es el principal ingreso de la economía de Michoacán. Estiman que la producción en esta región es de 674 millones de pesos al año, sin embargo, según informan medios mexicanos, el grupo delincuencial “Los Caballeros Templarios” se han asentado en la región, cobrando derecho de piso a los productores.
Este “cártel” como lo denominan en México, llevaron las tácticas de extorsión a un nuevo nivel. Según informan desde un medio local, la agrupación actuó de forma metódica: recibía de las autoridades locales (con sobornos o amenazas) datos sobre todos los productores de aguacate en el estado y luego determinaba cuánto debía pagar cada uno.
Los productores se veían obligados a pagar anualmente por hectárea que cultivaban (alrededor de 100 dólares) y por cada kilo de aguacate que crecían (unos 10 centavos). A los que se negaban a pagar les secuestraban a sus familiares.
Poco a poco, el cártel cubrió con sus exigencias a todos los involucrados en el negocio de aguacate: desde los cosechadores hasta los fabricantes de fertilizantes.
Además, el grupo capturó una parte de las plantaciones, utilizando las mismas para el lavado de dinero generado por el tráfico de drogas. En total, el aguacate, de acuerdo con autoridades locales, generaba unos 150 millones de dólares al año para el cártel.
Otra fuente señala que “la violencia terminó por transformar a los agricultores en hombres armados que traen pistolas y gastan miles de pesos en las armas más sofisticadas para proteger a sus familias y sus ganancias. Sin embargo, estas acciones no han sido suficientes para defenderse del crimen organizado, por lo que cada semana aparece un nuevo productor asesinado en Michoacán”.
Esta es la situación actual en México, a causa de la gran demanda de paltas.