El trabajo fue gestado y desarrollado en IFEVA de forma multidisciplinaria entre investigadores de Conicet y docentes de las cátedras de fisiología vegetal, botánica y cultivos industriales de la FAUBA.
Desde el año 2007 el grupo se focalizó en la caracterización de una nueva familia de genes que se encuentra presente y conservada a lo largo de todas las plantas verdes.
Utilizaron la especie modelo Arabidopsis thaliana, y estudiaron cuál era su rol a nivel fisiológico, celular y molecular evaluando como los cambios de expresión de estos genes podían afectar el crecimiento y desarrollo de las plantas.
Como producto de estas investigaciones surgieron trabajos científicos publicados en prestigiosas revistas internacionales como Nature communication (2015), Gene (2013) y The Plant Journal (2010).
Carlos Crocco, Investigador asistente Conicet IFEVA–FAUBA le explicó a Infocampo que “hasta ese momento, el trabajo se focalizaba 100% en ciencia básica, pero dado que estas proteínas se encuentran altamente conservadas en todas las plantas verdes, surgió la pregunta de sí los efectos positivos que observan en la planta modelo podrían ser trasladados a una especie de valor agronómico cuando se modifica genéticamente a un gen de esta familia. Así, comenzamos a generar plantas que modifican la expresión de este gen en Solanum tuberosum de la variedad Spunta (variedad de papa producida y comercializada en la Argentina. Al manipular la expresión de este gen en S. tuberosum se obtuvieron plantas de papa con un crecimiento más robusto, un aumento en la tasa de fotosíntesis y una mayor producción de tubérculos al compararlas con las plantas de papa convencionales (no transformadas).”
Sin embargo, los investigadores decidieron ir un poco más allá y tratar de explicar porque sucedía esto valiéndose de técnicas de biología celular y molecular.
“Lo que descubrimos es que al manipular positivamente los niveles de este gen las plantas generan una mayor protección a las altas radiaciones solares. Esto se da a través de un aumento de la producción de metabolitos secundarios cuyo rol es el de proteger las hojas de la alta irradiancia solar” aseguro Crocco y añadió que “como resultado de esto, las plantas son capaces de mantener los aparatos fotosintéticos más protegidos generando una mayor tasa de fotosíntesis, lo cual se traduce en una mayor ganancia de energía para la planta y en consecuencia un aumento en la producción de tubérculos”.
Este mecanismo sorpresivamente se encuentra conservado entre Arabidopsis y Solanum tuberosum, lo que sugiere que esta aproximación biotecnológica podría potencialmente ser aplicada sobre otros cultivos de interés agronómico para potenciar sus rendimientos.
El grupo de investigación trabaja en el Instituto de Investigaciones Fisiológicas y Ecológicas vinculadas a la Agricultura (IFEVA), el cual es dependiente de la Facultad de Agronomía (U.B.A.) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Los integrantes de este trabajo son Javier Botto (Investigador principal CONICET, responsable del grupo, IFEVA-FAUBA), Carlos Crocco (Investigador asistente CONICET, IFEVA-FAUBA), Gabriel Gomez Ocampo (Estudiante de Doctorado, IFEVA-FAUBA), Edmundo Ploschuk (FAUBA) y Anita Mantese (FAUBA).