La exposición estuvo a cargo de Cristian Russo, jefe de la Guía Estratégica para el Agro, y Emilce Terré, jefa de la Dirección de Informes y Estudios Económicos de la BCR.
A raíz de la problemática de la sequía, cae la proyección de producción de soja a 40 millones de toneladas, 6,5 millones menos que lo estimado en febrero.
Por el otro lado, para maíz se proyectan 32 millones de toneladas, 3 millones menos que lo previsto el mes anterior.
Además, el impacto de la sequía para la economía argentina asciende a US$ 4.600 millones, o 0,7% del PBI proyectado para el 2018. Del total, US$ 1.550 millones son computables directamente al sector productor.
Algunas consideraciones de la BCR
Menos producción, caída en las exportaciones y menor gasto de los productores significará en última instancia que no se efectivicen numerosas operaciones de compraventa, comerciales, financieras y de servicios.
Los productores gastarán menos en la economía nacional e invertirán menos en equipamiento, máquinas y/o rodados. Es probable que en las próximas campañas gasten menos en insumos, labores, cosecha, seguro, flete, gastos de comercialización, erogaciones por estructura y administración, etc., lo que dependerá de la magnitud de las pérdidas ocasionadas por el fenómeno.
El que vende insumos o presta servicios de transporte camionero verá reducir su ingreso y –por ende- gastará menos en su actividad o en otros sectores de la economía. Lo mismo sucederá con el que vende una pick-up o una sembradora.
En consecuencia, esta caída en el gasto de los productores se multiplicará en numerosas operaciones comerciales que dejarán de concretarse dentro de la economía del país, generando, además, una menor recaudación de impuestos nacionales (por ejemplo, el IVA), provinciales (por ejemplo Impuesto a los Ingresos Brutos) y municipales (derecho de registro e inspección), etc.