Implementados por la floricultura en la década del 90, los sustratos ganaron el mercado y se expandieron a otras actividades como las forestales, la olivicultura, la fruticultura y la horticultura, entre tantas. Se trata de una mezcla de materiales minerales u orgánicos que actúa como soporte de las plantas. A partir de un convenio con el INTA, la empresa familiar Terrafertil SA desarrollará uno para abastecer al Instituto de Floricultura del INTA Castelar y al mercado en general.
En una publicación realizada por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria indicaron que “si bien el organismo desarrolla y elabora los sustratos requeridos para uso interno, con la finalidad de llevar a cabo las diferentes líneas de investigación, resulta más eficiente y económica la adquisición de un sustrato comercial equivalente”, aseguró Daniel Morisigue, director del Instituto de Floricultura del Centro de Investigación de Recursos Naturales del INTA.
En este sentido, el INTA firmó un convenio con la empresa familiar Terrafertil SA para la elaboración de un sustrato acorde a los requerimientos del instituto, que incluya la uniformidad en la calidad del sustrato entre diferentes lotes y permita convertirlo en un sustrato comercial.
“Para esto, los técnicos del organismo aportarán su conocimiento y tecnología para el desarrollo profesional del sustrato a escala comercial, utilizando el protocolo de análisis físico y químico específico para sustratos generado por el instituto”, especificó Morisigue.
Asimismo, agregó: “Desde el instituto impulsamos el agregado de valor en los sustratos y, de la mano de este convenio, lo consolidamos”.
Se trata de un producto compuesto por turba, compost de corteza de pino y perlita que no requiere ser desinfectado para prevenir enfermedades, plagas ni semillas de malezas.
Nutrientes a granel
El sustrato comercial, disponible en el mercado y elaborado por Terrafértil con conocimiento y tecnología del INTA, es de baja densidad, fácil manipulación y apto para trasplante en macetas.
Se trata de un producto compuesto por turba, compost de corteza de pino y perlita que no requiere ser desinfectado para prevenir enfermedades, plagas ni semillas de malezas. Además, posee una buena aireación por lo que el excedente de riego drena con facilidad, al tiempo que cuenta con una elevada capacidad de retención hídrica.
“A pesar de ser elaborado a gran escala, mantiene sus propiedades físicas y químicas”, señaló Morisigue, quien detalló que el pH se encuentra en un rango de entre 5.5 a 6.0 y la conductividad es baja, condición que facilita el manejo nutricional de acuerdo con la especie que se cultive.
En el Instituto de Floricultura del INTA, este tipo de sustratos permite, por ejemplo, el desarrollo de nuevas variedades de flores como Mecardonia, obtenida a partir de germoplasma nativo. Esta variedad comercial se caracteriza por ser una planta compacta y con excelente floración, apta para su cultivo a pleno sol en macetas o en canteros como bordura.
Incluso, mediante un convenio de cooperación con el INTA, la empresa semillera japonesa Sakata Seed Corporation adquirió la licencia de esta variedad para comercializarla en territorio nipón, países de Europa y Estados Unidos.