Debido a la situación que se vivió esta campaña, con precipitaciones deficitarias en gran parte del país y días muy calurosos, el desarrollo de los cultivos de grano se ve afectado y, en este contexto, los productores se volcaron a su ensilado.
“Cómo la decisión de destinar el poroto de soja a ensilado surge de la coyuntura climática, las variedades sembradas y el estado fenológico avanzado no garantizan altos niveles de calidad y volumen”, advirtió José Peiretti, técnico del INTA.
En este sentido, sugirió consultar con un nutricionista la viabilidad de incluir este recurso en la ración de los animales y seguir las pautas generales de cualquier ensilaje respecto de buena compactación, tapado, suministro y extracción que se aplican en silos de especies tradicionales.
La soja, es una leguminosa con considerables niveles de proteínas, que en estados fenológicos avanzados, poseen altos contenidos de humedad.
Por este motivo, Peiretti recomendó “controlar esta condición para evitar procesos de fermentación indeseados, a partir de aditivos que mejoren la fermentación, sustratos e inoculantes a tasas mayores a 100.000 UFC por gramo de silo”.
Explicó que, debido al alto poder buffer que presenta el cultivo de soja, “es conveniente picarlo cuando contiene entre 40 y 45 % de materia seca con la necesidad de realizar un oreado previo que permita lograr dichos valores”.
Si se cosecha con contenidos de materia seca inferiores al 40 % implicará problemas en el proceso de conservación.
“El principal factor que influye en la calidad del forraje de soja es el estado de madurez fisiológica al momento de la cosecha”, aseguró el especialista, quien detalló: “La concentración de proteína disminuye durante la floración y aumenta durante la formación de la vaina, mientras que la de fibra evoluciona inversamente”.
En este sentido, subrayó que “la calidad del silaje está dada por las hojas verdes y tallos digeribles”, y sugirió “priorizar el picado previo a estados de R5”.
Estas recomendaciones surgen del trabajo articulado del INTA con asesores privados referentes del sector, miembros de la Cámara Argentina de Contratistas Forrajeros (CACF) , representantes de empresas y universidades, entre otros.
Consideraciones
Con respecto al tipo de cultivar, Peiretti aseguró que “los cultivares de maduración tardía tienden a producir mayores rendimientos de forraje, pero de menor calidad que los cultivares de maduración temprana cuando se cosechan en la misma etapa de desarrollo”.
En cuanto al tamaño de picado, el técnico señaló que dependerá, en parte, del rol que este ingrediente cumpla en la ración. “Una buena homogeneidad, con una regulación alrededor de entre 10 y 12 milímetros de longitud teórica de picado, facilitará un llenado efectivo y de calidad en la estructura de almacenamiento”, indicó.
El técnico aconsejó controlar el estado de la andana a fin de asegurar una uniformidad de picado.