El cambio climático se hace cada vez mas notorio, y trae como consecuencias la variación en el régimen de lluvias y el aumento de temperaturas a escala globa. En base a estas situaciónes, técnicos del INTA aseguran que la clave para el sector agropecuario estará en implementar las prácticas necesarias para adaptarse y no quedar en el intento.
Gabriel Rodríguez, experto en Cambio Climático del INTA, comenta que la influencia humana es clara, “cuando hablamos de cambio climático el componente de la actividad humana es un factor clave y asume la forma de tendencia creciente, principalmente en la temperatura global del planeta”.
En la Argentina, aseguran que los cambios en el clima afectarán de diversas formas y con diferentes magnitudes al sector agropecuario.
“Las modificaciones en los patrones de lluvias y en las temperaturas, por un lado, alterarán la productividad de los cultivos y de los rodeos; y por el otro, aumentarán la presión que ejercen las malezas, plagas y enfermedades”, señaló Rodríguez quien analizó: “El clima siempre fue un factor de riesgo para la producción agrícola y, en este contexto, la contingencia se verá incrementada”.
En la Tercera Comunicación Nacional, se analizan constantemente modelos de simulación del crecimiento y desarrollo de cultivos en escenarios climáticos futuros. De allí se observó que, en promedio y en la región pampeana, tanto el maíz como la soja se verían favorecidos.
Si bien el rendimiento del cereal podría incrementarse levemente, la soja rendiría hasta un 50 % más hacia fines de siglo. Con respecto al trigo y en un futuro cercano (2040) los rendimientos podrían disminuir.
“Si bien estos resultados pueden verse como favorables, no hay que perder de vista que se trata de promedios regionales y de una serie de 30 años, lo que implica que las variaciones espaciales y temporales son altas, con zonas donde los rendimientos disminuirán y otras en las que los incrementos serán mayores”, aclaró Rodríguez.
Según el último informe del IPCC, la temperatura en superficie continuará en aumento a lo largo de este siglo, con la posibilidad de incrementarse entre 0,3 °C y 0,7 °C para el período 2016-2035 y de entre 1,5 y 4,6 °C al 2100, con respecto a los niveles preindustriales.
Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación en Recursos Naturales del INTA, afirma que “sobre nuestro territorio el clima ya cambió”.
“Estamos ante una alta probabilidad de ocurrencia de eventos de alto impacto como lluvias, olas de frío o calor, de condiciones meteorológicas que se modifican muy rápidamente, con las que conviven las producciones agropecuarias y a las que debemos estar cada vez más preparados debido a que estos eventos climáticos no solo son extremos, sino que además, tienen un alto impacto sobre la vida de los habitantes y sus producciones” expresa Mercuri.
En este sentido, Mercuri consideró a la ocurrencia de precipitaciones extremas en un corto tiempo como una clara evidencia de los cambios. “Tuvimos en el término de 10 días eventos extremos en 11 provincias. Lo que ocurrió en la localidad de Comodoro Rivadavia –Chubut– a principios de abril de este año nos impactó a todos y no deja de ser una alarma a la que tendremos que prestar atención”, acentuó.
Natalia Huykman, asesora del área de proyectos en la oficina de la FAO en la Argentina, destaca que “según el IPCC es muy probable que las olas de calor ocurran con mayor frecuencia y duren más tiempo, y que los episodios de precipitación extrema sean más intensos y frecuentes”.
Frente a esto, Rodríguez dice que “debemos implementar acciones para la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero y avanzar en el desarrollo de estrategias de adaptación de los cultivos que nos permitan mitigar los efectos”.