Investigadores del INTA, junto con la Fundación Instituto Leloir, identificaron un nuevo virus que fue propuesto como miembro de la familia geminivirus.
Se trata de un patógeno que infecta a las plantas de tomate y podría generar pérdidas económicas en cultivos hortícolas. Su descubrimiento implica cambios en las estrategias de manejo de enfermedades en agroecosistemas que contienen estos cultivos.
La caracterización de este patógeno, denominado Virus del enrollamiento apical de la hoja de tomate (ToALCV, según sus siglas en inglés), fue publicado recientemente en la revista Frontiers in Microbiology.
“El ToALCV ocasiona síntomas en las hojas, frutos y raíces del tomate”, indicó Gastón Vaghi Medina, coautor del artículo e investigador del Instituto de Patología Vegetal (Ipave-CIAP) del INTA en Córdoba y agregó a la vez que “se puede observar enrollamiento, amarillamiento internerval y deformación de las hojas y una severa hipotrofia de las raíces”.
El síntoma en raíces “fue muy marcado, algo que no es muy común en infecciones virales”, expresó Vaghi Medina. En base a esto, consideró como probable que “esta malformación disminuya la capacidad que tiene la raíz de absorber y transportar nutrientes a la parte aérea, por lo que podría tener consecuencias en la producción”.
Durante los ensayos realizados en laboratorio, los investigadores lograron reproducir los síntomas y confirmar su capacidad para infectar. “Las plantas se infectaron tras aplicar una técnica de inoculación mediante biobalística que utiliza el ADN del genoma del virus y un aparato denominado cañón de ADN”, señaló.
Otra característica importante del ToALCV es que “no se parecía a ninguno de los virus descriptos hasta el momento”, explicó Vaghi Medina. Llegaron a este resultado tras comparar la secuencia del genoma del virus con la base de datos mundial “GenBank”.
“Su genoma posee una sola molécula de ADN circular (genoma monopartito) en lugar de dos moléculas (genoma bipartito), característica de todos los geminivirus que infectan al tomate en la Argentina hasta el momento” afirmó el coautor.
A los investigadores les queda por delante identificar el vector, aunque ya lo suponen. En base a estudios bioinformáticos pudieron determinar que el vector del ToALCV podría ser una chicharrita (Treehopper) aunque faltan realizar las pruebas de transmisión biológicas.