Los monos carayá cumplen funciones vitales para mantener el equilibrio ambiental, pero son por excelencia los centinelas epidemiológicos de fiebre amarilla.
Desde el CONICET, la doctora en Ciencias Ecológicas Ilaria Agostini plantea que “los monos carayá son muy susceptibles al virus que es trasmitido por mosquitos ya que al ser picado el mono se enferma y tiene una elevadísima probabilidad de morir al cabo de máximo una semana de haberla contraído”.
Su muerte proporciona una alerta temprana de la presencia del virus y brinda a la gente la posibilidad de empezar prontas campañas de vacunación contra la Fiebre Amarilla. Esto lo convierte en un hospedador del virus al igual que una persona, pero no un reservorio, ya que el virus es no persistente y permanece poco tiempo en el mono como para poder mantenerse y difundirse.
“Es muy importante que la población sepa que los monos de ninguna manera pueden contagiar la enfermedad a los humanos”, remarca Agostini.
La doctora plantea que “el peligro de que el virus llegue hasta Argentina es muy concreto, y todavía nos quedan por delante varios meses de condiciones climáticas que propician la proliferación de los mosquitos, vectores de la enfermedad”.
Ante esta situación, aconseja estar atentos ante cualquier evento de mortandad de monos que ocurra en Misiones. Cualquier persona que encuentre un mono muerto en su chacra o zonas de selva que recorra debería avisar a las autoridades de salud o a los guardaparques.
La situación de las poblaciones de Carayá Rojos de Misiones es muy delicada y no supera los 50 individuos. Una nueva oleada de Fiebre Amarilla podría llevar a esta especie amenazada a la total extinción en Argentina. Acorde a la palabra de la investigadora de CONICET, esto generaría un daño inmenso, dado el rol ecológico que cumplen estos monos en la dispersión de semillas y la regeneración de árboles de la selva.
Estado de conservación
Las poblaciones de monos carayá fueron clasificados en la categoría Vulnerable (VU) por Sarem. Las amenazas que afectan a esta especie, en orden de importancia, son:
– La destrucción y fragmentación del hábitat
– Es uno de los mamíferos silvestres más comercializado como mascotas.
– Epidemia de fiebre amarilla en Misiones, transmitida por mosquitos.
– En menor medida, la caza indiscriminada.
La importancia de conservar a estos monos radica en su participación en la regeneración de la selva. El mono aullador, de acuerdo a sus hábitos alimentarios y del uso del espacio, es un eficiente dispersor de las semillas de las plantas de las cuales se alimenta las cuales elimina a través de su materia fecal.