La marea roja continúa en la costa bonaerense y el alto nivel de toxinas presente en la fauna marina hace que no sea apta para el consumo ya que puede provocar severos daños gastrointestinales y respiratorios en las personas, llegando hasta causar la muerte.
Las toxinas surge de la proliferación de algas unicelulares microscópicas que forman parte del alimento de moluscos bivalvos (berberechos, mejillón, almeja, etcétera) y gasterópodos (caracoles).
Las especies contaminadas no presentan modificaciones ni en su color ni en su olor ni en su sabor, con lo cual no es posible distinguir a simple vista si se encuentran afectadas, por eso, no se deben recolectar directamente del mar ni tampoco al pie de buques o puestos callejeros para cocinarlas de manera casera, ya que, además, ni la cocción, ni el limón, ni el vinagre eliminan las toxinas, según indicó el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
Para no poner en riesgo la salud ni la vida, solo se deben consumir moluscos y caracoles provenientes de locales comerciales y restaurantes que hayan pasado por los análisis y recibido la habilitación de los organismos estatales de control de sanidad.
Debido a la marea roja, el gobierno de la provincia de Buenos Aires estableció una veda total para la extracción comercial, artesanal o turística de moluscos bivalvos y gasterópodos (caracoles) en la zona delimitada desde el límite norte del partido de General Pueyrredón hasta el límite sur del partido de Villarino, en toda la zona de costa y aguas de jurisdicción provincial, al detectarse niveles de toxina paralizante superiores a los aptos para su consumo.
A través de la Disposición DI-2017-15-E publicada en el Boletín Oficial bonaerense, se recomendó además a la población “consumir solamente moluscos bivalvos y gasterópodos provenientes de establecimientos habilitados por la autoridad competente y abstenerse de adquirir y/o consumir estas especies, cuando las mismas no cuenten con su correspondiente certificado sanitario”.
El gobierno también recomendó a las administraciones municipales costeras a que mantengan informada a la población acerca de la evolución de este fenómeno, y controlen la recolección y/o consumo de estos individuos en sus territorios costeros..
La disposición estará vigente “hasta tanto los estudios y análisis correspondientes indiquen su aptitud para el consumo humano”, dado que los niveles de toxina paralizante detectados son superiores al límite permitido para su consumo según la normativa vigente.