Un proyecto de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) busca promover la cría de gusanos de seda y su posterior comercialización en la Argentina, como parte de una iniciativa que también apunta a la investigación de nuevos híbridos y variedades de insectos, con foco en mejorar la calidad, el rendimiento y la optimización de los procesos de producción, según informó la Agencia de Divulgación Científica “Sobre La Tierra” (SLT-FAUBA).
“Nuestro objetivo principal es hacer investigación para obtener híbridos y variedades de gusanos mejorados para satisfacer la demanda de los productores y del ámbito educativo. Para ello también trabajamos junto al INTA y al INTI, donde se realiza el análisis de la calidad de la fibra”, explicó Samanta Dobler, docente de la cátedra de Producciones Animales Alternativas de la FAUBA.
Desde la cátedra crían gusanos de seda dos veces por año (en primavera y en otoño) con la colaboración de más de 30 estudiantes. En el marco de ese trabajo proveen sin cargo huevos o gusanos de seda a aquellas personas que desean iniciarse en la cría, y responden a la demanda de escuelas y otros productores, indica la publicación de la prestigiosa agencia SLT-FAUBA.
“Si bien hoy la seda es un commodity, y el precio lo fija China (el principal productor, seguido por India), en la Argentina existe un sistema de comercialización interno que responde a una demanda insatisfecha. Por eso nosotros tenemos una base de datos de quiénes producen y quiénes demandan capullos, y trabajamos para acercar la demanda con la oferta”, señaló Dobler, quien también es becaria de INTI-Textiles.
“La forma básica de vender la materia prima es mediante el capullo que teje el gusano, constituido por un único filamento de seda, de aproximadamente un kilómetro de longitud. Se considera como la fibra animal más larga del mundo. Otra opción es vender el filamento en formato de madeja”.
Pasado y presente
“Existe un halo de misterio alrededor de la seda. Parece que es algo nuevo en la región, pero esto no es así”, aseguró Dobler. América Latina tiene una larga tradición sedera. Entre los países que crían gusanos se destaca Colombia, cuya producción viene creciendo desde hace al menos dos décadas gracias a una buena experiencia de cooperativismo.
La Argentina cuenta con una historia en la actividad que data del siglo XIII, cuando los gusanos de seda ingresaron al país de la mano de los jesuitas. Luego, uno de los principales impulsores fue Domingo Faustino Sarmiento. Más cercano en el tiempo, el país se convirtió en un gran productor de seda durante la segunda guerra mundial, con exportaciones a Estados Unidos, donde se utilizaba para confeccionar paracaídas. La debacle de esta industria textil surgió con la aparición de la fibra sintética de poliamida (nylon). Fue entonces cuando se derrumbaron los mercados internacionales de seda.
En la actualidad la Argentina posee una baja producción, aunque con una calidad muy aceptable. “La producción primaria se realiza en pequeños espacios, siempre como complemento de otras actividades, y es estacional porque el gusano de seda sólo come hojas de mora”, resumió Dobler. La producción demanda mucha mano de obra y una fuerte dedicación. En este sentido, la docente ofreció algunas recomendaciones para quienes deseen dar los primeros pasos en la materia.
Primeros pasos
Según la docente de la FAUBA, “en general es aconsejable iniciarse en la producción con una baja escala para conocer la biología del insecto. Es una especie muy particular y uno tiene que aprender a reconocer las diferentes etapas de desarrollo y los comportamientos que van sucediendo día a día”.
La cría de gusanos requiere ciertas condiciones especiales: tiene que realizarse en un espacio cerrado, con temperatura elevada y humedad. Estos insectos no se pueden criar al aire libre debido a que, como fueron domesticados hace unos siete mil años, no desarrollaron mecanismos de defensa frente a ataques de depredadores.
“El primer punto a tener en cuenta es asegurarse el alimento. Es importante tener una buena cantidad de plantas de morera para abastecer la comida de los insectos. Los gusanos tiene una etapa larval que dura entre 25 ó 30 días en la cual se alimentan entre tres y cuatro veces por día exclusivamente de la hoja de morera, que debe ser fresca”, dijo Dobler.
Por eso, además de la calidad de la morera, otro de los factores clave es el manejo diario. Y esto requiere una gran dedicación.“En la FAUBA tenemos unas variedades de moreras que fueron seleccionadas por la cátedra de Producción Vegetal hace 10 años. Además, desde 2012 contamos con la colaboración de entre 30 y 35 alumnos para las tareas diarias de la crianza. Ellos participan de una materia optativa presente en las carreras de Agronomía, Ciencias Ambientales y Economía y Administración Agrarias”.
Los interesados en contactarse con la cátedra de Producciones Animales Alternativas para la cría de gusanos pueden hacerlo mediante la página de Facebook Producción de seda FAUBA. Desde allí se coordinan las entregas, que se realizan a todo el país. En ese espacio los docentes también difunden capacitaciones abiertas y gratuitas, como la jornada anual de poda que se realiza en la FAUBA y la actividad que se llevará a cabo a fines de octubre en el INTI para compartir experiencias de otros productores.