La Fundación ArgenINTA ofrece una línea de créditos productivos dirigida especialmente a segmentos de productores que no acceden al crédito bancario. Se trata de Interris, que en casi una década de funcionamiento benefició a más de 2.500 productores, a través de un centenar de proyectos financiados, por un monto total de $23 millones.
Mediante este programa, los productores acceden a un financiamiento hasta tres veces más barato que los préstamos tradicionales ofrecidos por entidades bancarias. La clave: una tasa de interés muy baja y cero costos administrativos.
De acuerdo con Augusto De Haro −coordinador de la Unidad Integrada de Apoyo a Iniciativas Rurales (UNIR), área encargada de administrar el programa−, “esta línea surgió para atender a los productores acompañados por el INTA y que están fuera del sistema financiero formal”.
“Por la complejidad de los requisitos, este segmento está prácticamente excluido de la banca privada, además de que existen costos adicionales que determinan un costo financiero total muy elevado”, señaló.
“Trabajamos muy articuladamente con la Coordinación Nacional de Transferencia y Extensión y especialmente con los equipos locales que acompañan a los grupos de productores vinculados con proyectos del programa Profeder”, dijo De Haro, ya que para ser acreedor de un préstamo Interris, es necesario contar con una experiencia de trabajo junto a técnicos del INTA que avalen el proyecto.
Vistos en el mapa, si bien los proyectos que reciben financiación de Interris se distribuyen por todo el país, la mayoría está concentrada en las provincias pampeanas. En ese contexto, desde el INTA señalaron que el desafío es llevar el programa a zonas más relegadas y contribuir con el desarrollo de las economías regionales y de todas las cadenas productivas. Según De Haro, el programa cuenta con un aliado fundamental: “El rol de los técnicos de extensión en cada territorio tiene una importancia vital. La realidad es que no podríamos ejecutar el programa sin ellos”.
En esa línea, el extensionista Carlos Pineda, del INTA La Plata, señaló: “Interris es fundamental para nosotros por el concepto de garantía solidaria y para sistemas que no tienen facturación comprobable por lo tanto no acceden a banca formal”.
Por su parte, Marisa Rouvier, coordinadora del Proyecto Sudeste del Centro Regional Buenos Aires Sur del INTA, expresó: “La importancia de estos créditos blandos es mucha, al ser una herramienta de apoyo financiero muy accesible para los productores, principalmente para aquellos que tienen problemas para acceder al crédito en el sistema financiero tradicional.”
Durante 2016 y lo que va de 2017, Rouvier facilitó el acceso a financiamiento de siete emprendimientos: cinco grupos de productores familiares y dos cooperativas, beneficiando a 156 productores, contabilizando un total de $ 2.260.000, correspondiente a inversiones totales de $ 3.420.724.
En general los créditos han sido destinados a la adquisición de tecnologías de procesos, maquinarias, implementos e insumos para consolidar la producción primaria, implementar las normas de buenas prácticas agrícolas o de manufactura y/o avanzar en etapas de agregado de valor en origen, según las características y necesidades de cada uno.
“Lo relevante de Interris es la magnitud del volumen de fondos a prestar, el asesoramiento tecnológico asociado y la permanencia de la posibilidad de crédito, asociado al crecimiento del volumen de fondos y los eslabones productivos de las cadenas, como así de otros actores del territorio”, dijo Miguel Barreda, extensionista del INTA y coordinador del proyecto Gestión de la innovación en el territorio del Arco Noroeste de la provincia de Córdoba. Asimismo, Barreda destacó que este programa “visibiliza al INTA como un actor que promueve el desarrollo más allá del discurso y de los procesos organizativos”.
El programa Interris
Según informaron desde el INTA, los créditos están pensados para grupos de productores asociados, con un mínimo de cinco miembros en la zona núcleo y de tres integrantes para las zonas extrapampeanas. Cada proyecto a financiar debe contar con avales del INTA local. El monto máximo a financiar era de $40 mil, pero este año ese valor se aumentó hasta los $100 mil por productor, con un máximo de $700 mil por proyecto
En casi diez años de funcionamiento, el programa desembolsó 22,7 millones de pesos, siendo la inversión real de algo más de 8 millones pues la cartera ya rotó casi tres veces, con excelentes índices de recupero.
“Con esto la fundación no gana dinero”, aclaró Martín Basail, referente técnico de Interris, “todo lo que se recupera es vuelto a colocar en nuevos créditos”. En ese sentido, resaltó que “la recuperación de los fondos es muy importante, porque cuanto más recuperemos, vamos a poder dar más créditos”.
Si bien la periodicidad de la devolución se acuerda según el ciclo productivo de cada proyecto, el equipo de Interris recomienda hacerlo de manera trimestral, argumentando diversas ventajas administrativas y para mejor espaciar cada pago.
Por otra parte, los créditos Interris se caracterizan por tasas de interés muy ventajosas. “Manejamos una tasa del 50 % de la tasa nominal anual del Banco Nación, lo que representa el costo financiero total, porque no trasladamos al productor los gastos adicionales y administrativos, se hace cargo la fundación”, dijo Hernán López, de la Fundación ArgenINTA e integrante del equipo administrativo de Interris.
Por el contrario, en los circuitos financieros tradicionales, los bancos trasladan esos costos al prestatario, con lo cual puede duplicarse y hasta triplicarse el valor final a devolver, explicaron los especialistas.
“Nuestra tasa actualmente es del 12 % siendo este el costo financiero total, mientras que en un banco no baja de un 40 o 50 %”, precisó López.
Por otra parte, el sistema de garantías es otro aspecto que distingue a los créditos de Interris. “Mientras que el banco te pide garantías reales de diferente tipo, según el sujeto, nosotros pedimos un pagaré individual que se combina con un sistema de garantías solidario mediante el cual, en un grupo, todos son garantes solidarios entre sí”, expresó Basail. De esta manera, si un integrante no puede responder, los demás se hacen cargo. “Ahí se genera un compromiso entre ellos y eso actúa como un control para que todos paguen por igual y asistir al otro en caso de que tenga problemas”, añadió.