La Universidad de CEMA realizó un seminario sobre el “Potencial futuro y desafíos de la industria semillera argentina”, que tuvo como objetivo analizar el impacto de la industria y algunos de los desafíos más importantes que se enfrentarán en los próximos años a fin de, mantener o aumentar los ritmos de crecimiento de productividad observados.
La primera exposición fue la de Daniel Lema, quien analizó la evolución de la Productividad Total de Factores (PTF) de la agricultura argentina en las últimas décadas. El concepto de PTF se refiere a los aumentos de producción obtenidos por encima del aumento de uso de insumos convencionales (tierra, fertilizantes, trabajo, maquinaria). Estos aumentos de producción adicionales son debidos, en especial, al empleo de insumos “no convencionales” (entre ellos la genética vegetal). Las estimaciones disponibles indican aumentos de PTF de entre 2 y 3 por ciento por año, valores de considerable magnitud. Resulta difícil asignar a la genética una contribución precisa a estos aumentos de PTF. Sin embargo resulta plausible que entre el 40 y el 50 % de los aumentos de productividad son debidos a la genética.
La exposición de Alejandro Petek enfatizó la contribución potencial de la genética vegetal a la sustentabilidad y resiliencia de los sistemas de producción. Se enfatizó el potencial de “cultivos de servicios” que aportan nitrógeno, brindan cobertura y mejoran las condiciones físico-químicas de los suelos. Durante este panel se señaló la importancia de esfuerzos de investigación que resulten en tecnologías adaptadas a las condiciones locales.
Por último, Miguel Rapela realizó una síntesis de los cambios revolucionarios que están ocurriendo en la investigación genética, y sus posibles impactos en la agricultura. De especial importancia resulta lo relacionado a los conceptos de “edición genética” asociados a la línea de investigación conocida como “CREISPR”.
Según Rapela las investigaciones CRISPR están revolucionando en forma dramática lo relativo a investigación y desarrollo genético. El impacto de estos cambios resulta muy difícil de pronosticar y afectará de forma marcada lo relativo a derechos de propiedad y estructura de la industria de biotecnología. En relación al primer punto, resultará mucho más difícil que en la actualidad definir con precisión “quién es dueño” de un determinado evento genético. Este hecho, junto a caídas marcadas en los costos de investigación genética, muy posiblemente resulta en creciente importancia futura de empresas y grupos de trabajo relativamente pequeños. Los tradicionales “grandes jugadores” (Monsanto, Syngenta, Basf, Dow) muy posiblemente enfrentarán creciente competencia en el futuro.