Ante la decisión de Estados Unidos de aumentar aranceles al biodiesel argentino, CONINAGRO junto con las cooperativas y organizaciones asociadas que han realizado importantes inversiones en bioenergía, lamentó profundamente la imposición de Estados Unidos, de aranceles a la importación que rondan en 60% promedio.
“La decisión del gobierno estadounidense significa efectivamente el cierre de uno de los principales mercados para el biodiesel nacional y podría implicar un duro golpe a la cadena de soja de Argentina”, indica el comunicado.
El 22 de agosto se conoció que el Departamento de Comercio de Estados Unidos elevará provisoriamente los aranceles a la importación de biodiesel de nuestro país, de 4,5% al que ingresan a Norteamérica en la actualidad a un rango de 50,29%-64,17% según la compañía (el mismo fallo también penaliza a Indonesia, con aranceles que van de 41,06% a 68,28%).
La decisión del Departamento de Comercio de Estados Unidos surge como respuesta de la denuncia que realizó en marzo último la National Biodiesel Board por supuestas prácticas de dumping de nuestro país. Es que mientras que las exportaciones de biodiesel de nuestro país no pagan retenciones, el aceite de soja, que es la materia prima para su elaboración, paga un arancel del 27%, lo cual fomenta entonces la transformación interna del aceite para venderlo al exterior como biodiesel, según el argumento de la entidad que agrupa a distintos productores del sector en Estados Unidos.
“Aunque el gobierno aún cuenta con un plazo para responder frente a estas acusaciones (puede negociar un acuerdo de suspensión de dicha reglamentación), el comunicado de Departamento de Comercio constituye una preocupación para la economía local. En primer lugar porque, tal como se hizo referencia, las ventas de biodiesel representan 2% del valor total exportado por nuestro país y el 25% de los envíos a Estados Unidos”, expresa el comunicado.
Frente a este escenario, es necesario explorar la posibilidad de destinar la producción excedente a nuevos mercados, tal como ocurrió bajo la administración anterior tras el cierre de las importaciones de España (entre 2013 y 2014, por ejemplo, las ventas de biodiesel llegaron a países como Australia, Reino Unido, Colombia, Corea, Holanda, Bélgica, Puerto Rico, entre otros). No obstante, las posibilidades de llevar adelante este proceso en el corto plazo es acotado
En este marco, la gran apuesta del sector es intercambiar un fallo por otro: el gobierno está a la espera de la resolución de la Unión Europea de volver a bajar los aranceles que se elevaron en 2013 sobre el biodiesel, tras el fallo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que a fines del año pasado le dio la razón a nuestro país sobre este tema. Como se hizo referencia, en 2012 las exportaciones a España llegaron a casi 870 millones, poco menos del 60% de las ventas que se produjeron a Estados Unidos el año pasado.
Asimismo, el fallo de la OMC del año pasado favorable para Argentina pone en evidencia que las denuncias no fueron avaladas por árbitros internacionales, lo cual genera optimismo para las futuras negociaciones que puedan haber entre nuestro país y Estados Unidos.
De cualquier manera, de no encontrar una solución en el corto plazo, la nueva medida podría conducir a los productores a exportar de manera directa la materia prima del biodiesel, el aceite de soja, lo cual implicaría una reducción del valor agregado de la economía y una reprimarización de las exportaciones del país. Por caso, si consideramos las cantidades y los precios de las ventas al exterior del año pasado, el proceso de destrucción de la producción de biodiesel y su venta como aceite de soja habría significado una pérdida de más de 16% del valor exportado por la actividad.
Análisis del caso
La producción de biodiesel en Argentina nació alrededor del año 2008 y desde entonces exhibió un crecimiento exponencial: mientras que en 2007 se produjeron alrededor de 700 mil toneladas en el año en nuestro país, en 2016 la producción alcanzó los 2,3 millones de toneladas, es decir que en dicho período prácticamente se cuadruplicó la producción (creció a una tasa del orden del 18% anual en promedio entre 2008-2016). Más aún, en el acumulado del primer semestre de 2017 la producción de combustibles exhibió un incremento de 22,5% en la comparación interanual.
Inicialmente la producción del país estuvo orientada prácticamente en su totalidad al comercio exterior, hasta el 2010, año en que se firmó la Ley de Biocombustibles la cual estableció el corte obligatorio del gasoil con biocombustibles de manera que una proporción cada vez mayor se destinó al mercado interno. Pese a ello, las ventas del exterior se llevan la mayor proporción de la producción del país (57% promedio entre 2014-2016).
De esta manera, el crecimiento exponencial de la producción de biodiesel estuvo acompañada de un significativo incremento de las exportaciones: entre 2008-2016, las ventas al exterior aumentaron 140% (+11,5% promedio por año), superando el año pasado las 1,6 millones de toneladas. Asimismo, en los primeros seis meses de 2017 las exportaciones experimentaron un crecimiento de 25,7%. Gracias a este gran crecimiento de las cantidades vendidas al exterior, el año pasado el valor de las exportaciones de biodiesel llegó a los US$ 1.240 millones, el equivalente al 2% de las ventas totales de nuestro país (US$ 57.733 millones en todo 2016).
La evolución de las exportaciones, sin embargo, no fue homogénea a lo largo del período. Mientras que en 2012, 2013 y 2015 hubo una caída en las cantidades exportadas, en 2016 el volumen de las ventas al exterior más que se duplicó respecto del año anterior. Gran parte de esta performance está asociada con la apertura y el cierre de mercados. En particular, en 2013 España denunció al país por prácticas de dumping en el sector de biocombustibles que lo llevaron a acotar las importaciones de dicho producto. Considerando que en 2012 el 56% de las cantidades exportadas tenían como destino al país europeo, no caben dudas del impacto que esta decisión tuvo sobre la performance de las ventas al exterior de biocombustibles.
En los años subsiguientes el gobierno de entonces consiguió abrir nuevos mercados para los biocombustibles que más que compensaron las pérdidas sufridas ante la caída del mercado español. Así, mientras que en 2012 Argentina exportaba a nueve países del mundo, en 2014 consiguió sumar tres mercados más. Sin embargo, en los últimos años el comercio de biodiesel se fue concentrado nuevamente, siendo Estados Unidos prácticamente el único país que adquiere nuestra producción.
Por caso, mientras que en 2012 el país del norte no aparecía en los registros comerciales de biodiesel, en 2016 las ventas a dicho destino rozaron los US$ 1.140 millones, es decir el 92% del total exportado del producto (el resto se dirigió a Panamá y Perú). Más aún, si tomamos los primeros seis meses de 2017 la participación se incrementa a 99% del total de exportaciones de este combustible (Perú es el país que mantuvo sus compras durante este año).
Por lo tanto, si bien ha sido muy positivo el desempeño de las ventas de biodiesel al país del norte (más que se triplicaron en los últimos tres años, logrando contrarrestar la pérdida de mercados que sufrió Argentina en dicho período), la concentración que adquirió el mercado constituye en la actualidad una preocupación frente a las posibles medidas tomadas por dicho país, tal cual ocurrió recientemente.