Varias instituciones científicas de Estados Unidos financiarán el proyecto, que tendrá su centro de operaciones en Córdoba. Servirá para mejorar los pronósticos de eventos extremos a nivel global y para ayudar a las regiones agrícolas, informó la Voz del Interior.
Entender cómo se forman y se desarrollan es clave para mejorar los pronósticos, en especial sobre eventos serios. Un equipo internacional destinará 30 millones de dólares para esta misión.
El proyecto Relámpago tendrá su centro de operaciones cerca de la ciudad de Córdoba.
“Este conocimiento redundará en beneficios para hacer prevención y alerta de tormentas serias. Pero primero tenemos que conocer, entender y cuantificar estos fenómenos”, explica Eldo Ávila, investigador del Grupo de Física de la Atmósfera de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (Famaf) de la UNC.
Además de este equipo, por la UNC participará el Centro de Estudios y Tecnología del Agua de la Facultad de Ciencias Exactas, otros investigadores del Conicet y del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Las más fuertes
Según la hipótesis más consensuada, el poder de las tormentas en esta región se debe a una combinación de los vientos altamente húmedos que vienen del Amazonas, los cuales chocan contra distintas zonas montañosas de Argentina y suben con gran energía (proceso llamado convección) para luego producir nubes muy altas y cargadas energéticamente, destacó el medio regional de Córdoba.
Las características que las hacen especiales son su gran desarrollo vertical (la nubosidad tiene varios kilómetros de alto), precipitaciones intensas y, sobre todo, gran actividad eléctrica.
Según Ávila, las sierras de Córdoba juegan un rol clave, ya que buena parte de estas tormentas extremas se originan gracias a nuestras Altas Cumbres.
El investigador señala que el proyecto Relámpago es una oportunidad única para trabajar con los científicos más prestigiosos del mundo. “Vamos a disponer de instrumentos de medición que ni siquiera en sueños uno se podría imaginar”, asegura.
Gran parte de la iniciativa estará financiada por la Fundación Nacional para la Ciencia, el Departamento de Energía, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica y la NASA, todas instituciones de Estados Unidos.