Las babosas y caracoles pueden causar estragos en los cultivos y en esta época del año, con las temperaturas en descenso y la humedad en aumento, estas plagas encuentran su mejor momento para salir por las noches a devorar huertas, jardines, y hasta lotes de soja y girasol. “Ya en las primeras semanas de mayo –con el descenso de las temperaturas, la persistencia de las lluvias y la menor disponibilidad de luz– los insectos salen de sus cuevas listos para atacar”, advirtieron desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
“Según el tipo de planta, su tamaño y la cantidad de insectos, los caracoles le pueden dar una linda paliza”, dijo Francisco Pescio, extensionista del INTA en el Área Metropolitana de Buenos Aires y coautor del libro Mi casa, mi huerta. Estos moluscos “pueden dañar seriamente a las plantas de la huerta, como es el caso de la acelga –a la cual le comen toda la hoja–, crucíferas o plantines recién trasplantados”, detalló.
Según Dora Carmona, especialista del INTA Balcarce, se registraron daños de hasta el 80 % producidos por caracoles y babosas en cultivos como girasol y soja.
Pero ¡a no desanimar! hay un aliado que puede ayudar a combatirlos: la cerveza. Sí, aunque usted no lo crea, unas birras pueden ser suficientes para mantener estas plagas a raya en un planteo agroecológico.
El método se llama Bon Scott, en referencia al primer cantante de la banda de rock AC/DC, quien falleciera por intoxicación etílica, indicó el INTA, ya que las trampas de cerveza son uno de los métodos caseros más efectivos para controlar a estos moluscos.
De acuerdo con Laura Tanzariello, la coordinadora nacional del ProHuerta –el programa que el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y el INTA conducen hace 26 años–, “el aroma de la malta fermentada atrae a los caracoles y eso permite capturarlos”. La trampa es sencilla: “Se hacen pequeñas piletas, con una latita de paté o de atún, que se entierran junto a la planta afectada. El recipiente se llena de cerveza hasta el tope y las babosas van a caer ahí”, explicó Tanzariello.
También se puede “engañar” a los moluscos con una alternativa más doméstica: una mezcla de agua, azúcar, harina y levadura conseguirá los mismos resultados. Lo importante según Tanzariello es que el control de plagas sea integral: “No hay que tirar químicos ni venenos. Así se arruina la huerta agroecológica y también se pierde la posibilidad de tener un alimento sano”.
Para la especialista, uno de los principios fundamentales del manejo integral de plagas en una huerta es “conocer a todos los insectos para manejar las diferentes problemáticas, porque la intención no es erradicarlos, sino trabajar con ellos de manera integral y amistosa”.
La coordinadora del ProHuerta señaló: “Desde el manejo integral de plagas proponemos conocer la vida de los insectos dentro de la huerta, así tenemos la posibilidad de intervenir para bajar la población de insectos cuando crecen de manera descontrolada”.
Las babosas y los caracoles son insectos que viven en lugares oscuros y aparecen cuando hay mucha humedad. “De ahí que es necesario reducir la humedad ambiental, por un lado, y reducir los lugares oscuros de la huerta, por otro, para que los insectos no puedan refugiarse y multiplicarse”, indicó Tanzariello.
Otra buena práctica para evitar los ataques de estas plagas en invierno, es dosificar el riego. “Hay que regar siempre y cuando la planta lo necesite y hacerlo de manera focalizada en el tallo o la raíz”, precisó Tanzariello.
Además de la trampa de cerveza, existen otras maneras de capturar moluscos aprovechando su preferencia por la oscuridad. “Se puede poner una baldosa, ladrillo o pedazo de madera cerca de la planta afectada. Los insectos van a buscar refugio debajo de este material porque está oscuro o húmedo. Y al día siguiente uno puede encontrarlos ahí y llevarlos a otra parte, lejos de la huerta”, recomendó la especialista.
El control de integrado de plagas es una buena práctica impulsada por el INTA que permite aumentar la biodiversidad y favorecer la autorregulación del ecosistema, tanto en huertas y jardines como en cultivos extensivos. Por eso, desde el instituto recomiendan también incluir aromáticas, florarles y frutales en la huerta “porque en su conjunto y con sus aromas van a ayudar a repeler insectos o bien a atraer alguno que ayude a controlar a otro que cause un efecto indeseado”. Caléndula, anís, coriandro, perejil, lavanda, menta, ruda, salvia, entre otras, son algunas de las plantas que ahuyentan las plagas, aumentan la biodiversidad y contribuyen a que la huerta sea un sistema natural en equilibrio.