Extendemos el análisis que hicimos la semana pasada para el caso de la soja a los seis principales cultivos para los cuales el Ministerio de Agroindustria reporta el avance de las compras semanales: trigo, maíz, sorgo, cebada (cervecera y forrajera), soja y girasol. Sobre una producción total estimada que rondará los 128 millones de toneladas según la entidad, apenas se lleva comprado el 36% de la producción (unas 45,8 millones de toneladas). De ese total, el 40% se hizo bajo la modalidad “a fijar”, por lo que la cantidad de mercadería sin precio en firme alcanzaría las 100 millones de toneladas, aproximadamente.
Como promedio, en los últimos 5 años, si bien la proporción de granos comercializada para fines de abril era muy similar un mayor porcentaje de estas transacciones se hacía con precio en firme. Así, para esta altura del año alrededor del 75% de la cosecha no tenía puesto precio, mientras que en el promedio de las últimas 10 campañas este último porcentaje baja al 70%.
Si discriminamos por producto, los principales retrasos en la fijación de precio se hallan en los casos de la soja y el maíz. Para la oleaginosa, apenas un 9% de la producción estimada tiene precio en firme a la fecha, cuando en promedio durante los últimos cinco años esta proporción alcanzaba el 14%. En el caso del maíz, apenas un 22% de la producción que estimaría Agricultura se compró con precio hecho (si bien aún no se difundió la cifra oficial por lo que se proyectó en base a la serie histórica de la entidad), cuando el promedio de las cinco campañas previas alcanzaba el 27%.
En el trigo, el 57% de la producción estimada en 18,4 millones de toneladas tiene precio puesto, en línea con el promedio de los últimos cinco años a fines de abril, mientras que el girasol y la cebada muestran un mayor interés en cerrar la cotización de los negocios, con un 43% y 64%, respectivamente, de la cosecha con precio firme, en relación al 42% y 51% promedio de los últimos cinco años. En tanto, el 5% de la producción prevista de sorgo tiene ya puesto precio, algo por encima del 3% promedio de los últimos cinco años aunque muy por debajo del 15% promedio de los últimos 10.
A nivel general, el porcentaje de la producción que ha sido ya comprada asciende esta campaña al 36%, por debajo tanto del promedio de 2011/12-2015/16 como del 2000/01 al 2015/16. Al mismo tiempo que se ha comprado proporcionalmente menos, se le ha puesto precio en firme a una menor cantidad de mercadería: la proporción de negocios a fijar sobre las compras totales este año es del 38%, versus el 34% de los últimos cinco años y el 33% de la última década.
Este esquema de menor proporción de grano ya comprado y menor interés en fijar precio se repite para la soja y el maíz. En el caso de la oleaginosa, se ha comprado menos de la tercera parte de la producción estimada, y el 71% de esos negocios han sido “a fijar” cuando el promedio de los últimos cinco años esa modalidad representaba el 56%. Para el maíz, si bien se compraron más toneladas el fenomenal aumento en la producción que han mostrado las estimaciones del Ministerio en las últimas campañas presionó la comparación compras/producción a la baja. En tanto, sí resulta clara la preferencia por no atar el valor de la transacción inmediatamente ya que la relación de negocios a fijar asciende al 26%, contra el 23% de los cinco años previos.
En trigo y girasol se repite el hecho que el volumen de compras en términos de la producción estimada resulta menor la campaña actual que lo normal en los últimos ciclos, aunque a diferencia de los casos anteriores la proporción de negocios a fijar es menor que entonces. En trigo, se compró alrededor del 66% de la producción estimada mientras que el 14% se hizo a fijar, versus un 67% de compras y un 15% a fijar en los años anteriores. En girasol, se ha negociado el 60% de la producción estimada (contra el 63% promedio de las cinco campañas precedentes), mientras que el 28% se ha hecho “a fijar” (contra el 34% anterior). En cebada y sorgo, con una cosecha significativamente menor al resto de los granos analizados, la situación es muy disímil en cada campaña por lo que no se puede hablar de una tendencia clara en la modalidad de negocios.
Frente a la capital importancia que las exportaciones de granos y subproductos tiene para mantener a flote nuestras cuentas nacionales, las 100 millones de toneladas que al cierre de abril no tienen puesto precio imponen un singular riesgo para la salud de la economía argentina.
Por Emilce Terré