El gobierno de Brasil suspendió provisoriamente las licencias de exportación a las 21 plantas industriales investigadas por supuestamente adulterar carne pero les permitió seguir vendiendo sus productos en el mercado interno, informó el ministro de Agricultura, Blairo Maggi.
El funcionario consideró “natural” que los importadores pidan información a Brasil sobre lo ocurrido pero advirtió que si todos los países interrumpieran la importación de carne brasileña, esto sería un “desastre” para el país, informaron las agencias de noticias ABR y EFE.
El viernes pasado se reveló que una investigación de la Policía Federal (PF), la llamada operación Carne Débil, determinó que varias de las mayores empresas frigoríficas de Brasil adulteraron, con productos químicos, carnes que estaban en mal estado para exportarlas de todos modos.
Las irregularidades detectadas abarcaban desde el cambio de la fecha de vencimiento hasta la inyección de agua para alterar el peso y la utilización de ácido ascórbico para disimular el deterioro de las carnes.
Según la PF, en esos hechos están implicados inspectores estatales y ejecutivos de empresas que sobornaban a los primeros para que avalaran el despacho de la mercadería.
El presidente Michel Temer intentó desde el fin de semana moderar el impacto de la noticia, pero al menos Chile, China, Corea del Sur y la Unión Europea (UE) adoptaron hoy distintos tipos de barreras a la importación de carne brasileña.
Los reflejos de la operación Carne Débil, cuestionada por casi todo el arco político y los productores rurales, esquivaron el intento de generar confianza de Temer, que había invitado a una “churrascaría” a 40 embajadores el domingo para intentar demostrar que la carne brasileña merece seguir en las grandes ligas mundiales.
Sin embargo, los principales mercados compradores de Brasil reaccionaron con desconfianza.
Brasil es el líder mundial en ventas de carne procesada y de pollo, con exportaciones a 150 países, y la industria de la carne aporta 7,2% al producto bruto interno brasileño.
Los frigoríficos JBS y BRF, las dos grandes locomotoras de la exportación brasileña de carnes y que están directamente impactados con las investigaciones, negaron los cargos.
Temer intentó reducir los daños para la economía durante su presentación en la Cámara de Comercio Brasil-Estados Unidos en San Pablo, donde afirmó que existe un número “diminuto” de frigoríficos involucrados en la supuesta red desbaratada por la PF la semana pasada.
“Para nosotros el agronegocio es importantísimo y no puede ser devaluado por un asunto menor, que debe ser sancionado, claro, pero que no puede comprometer a todo el sistema que creamos en los últimos años, con exportaciones a 150 países de la carne brasileña”, dijo Temer.
El mandatario aseguró que Brasil tiene un sistema “rigurosísimo” de inspección sanitaria y afirmó que en el operativo fueron afectadas 21 unidades de producción de alimentos, ante 4.850 plantas de frigoríficos existentes en el país. “Es un número diminuto”, subrayó el mandatario al intentar llevar confianza a la platea de empresarios de la cámara binacional.
El propio Maggi había anunciado más temprano que China, principal socio comercial de Brasil, pidió explicaciones y detuvo los embarques destinados a su país por prevención.
Antes se había manifestado Corea del Sur, otro gran importador, a través de un vocero de su Ministerio de Agricultura, en Seúl, que informó sobre la suspensión de la importación de pollo brasileño.
Del pollo que importa Corea del Sur, 80% proviene de Brasil y la mitad de esta cantidad la produce BRF.
Por su parte, el vocero de la UE para asuntos sanitarios, Enrico Brivio, dijo a la agencia brasileña Estado que el bloque le pidió al gobierno de Brasil “garantizar que todos los involucrados en el fraude no puedan exportar hacia Europa”.
“Les recomendamos a los 28 gobiernos europeos que sean extravigilantes con los embarques desde Brasil y que aumenten los controles en las aduanas”, dijo, aunque aclaró que no había sido encontrada ninguna irregularidad hasta ese momento.
Ganaderos europeos no dudaron en lanzarse contra el mercado brasileño. “Es ultrajante darle una segunda chance a Brasil”, dijo Patrick Kent, de la asociación de productores irlandeses, citado por el diario O Estado de S.Paulo.
En tanto, Chile suspendió las importaciones hasta tener aclarado el origen de la carne que compra.
El presidente de la Asociación de Comercio Exterior de Brasil, José Augusto de Bastro, dijo que la imagen externa de Brasil será afectada y seguramente habrá pedidos de nuevos certificados en “mercados exigentes” como Arabia Saudita, China y Japón.
Por su parte, la industria frigorífica reaccionó con dureza contra la PF. “Si hay algún problema en la cadena es puntual y es necesario que los posibles delincuentes sean sancionados, pero no se puede generalizar, hay que separar la paja del trigo, se está sufriendo con esta imagen negativa”, dijo Antonio Camardelli, de la Asociación Brasileña de Industria Exportadora de Carne (Abiec).