El presidente de la Asociación de Productores de Arándanos de la Mesopotamia Argentina (APAMA), se reunió esta semana con los especialistas integrantes del equipo técnico que asesora a la entidad, con el único propósito de comenzar la adaptación de cara a la cosecha 2017. Se trata de un grupo de ingenieros agrónomos que evalúa la migración de variedades, la calidad de la fruta, y las condiciones de exportación, entre otras cuestiones.
Durante la cosecha 2016 el sector sufrió varios embates por la repentina aparición de Perú como competidor fuerte en el mercado internacional, además de una caída en los precios por sobre oferta. A fin de año se sumó también la decisión del gobierno nacional de establecer el jornal mínimo de trabajo en 25 kilos, medida que aún se combate y que se buscará revertir para hacer sustentable la actividad. Aún así, para este 2017 los productores de la Mesopotamia pretenden reflotar la competitividad de la actividad, garantizando puestos de trabajo y dinámica en la economía local.
Entre las medidas concretadas, se informó que se invertirá en capacitación de los ingenieros, con la posibilidad de incorporar el know how chileno, especialista en pos cosecha. “Queremos afinarnos en el manejo pre y pos cosecha para perfeccionar la calidad de la fruta y garantizar así la competencia en un mercado internacional sobre ofertado”, explicó Gonzalo Carlazara, uno de los técnicos de APAMA.
“El año que pasó fue malo, pero no bajamos los brazos”, aseguró Omar Chiarello, presidente de APAMA. “Tenemos conciencia de que en el mercado internacional se incorporaron nuevos y potenciales competidores, pero creemos que con mucho esfuerzo y modificaciones de algunas variantes podremos enfrentar los desafíos con éxito. Por eso nos reunimos desde bien temprano con el equipo técnico para sentar las condiciones de lo que será esta cosecha”, concluyó.