El frigorífico Arroyo de Bariloche, el principal de ese centro turístico de la provincia de Río Negro y uno de los mayores de la Patagonia, reabrirá sus puertas en enero a cargo de la firma Carnes Rionegrinas, luego de una crisis que incluyó 16 meses de paralización, la planta tomada y la incertidumbre de 74 empleados a los que se les adeudaba varios meses de sueldos.
“Por fin luego de tantas idas y vueltas nos entregaron la planta, firmamos el contrato de compra definitivo, acordamos con todos los acreedores y el personal, y antes del 15 de enero la planta estará funcionando nuevamente”, señaló Mario Barbagelata, directivo de Carnes Rionegrinas, en diálogo con Télam.
El derrumbe de la empresa, presidida por Daniel Arroyo, finalizó con la última faena en mayo de 2015.
En aquél momento, el frigorífico llegó al borde de la quiebra, pese a recibir subsidios del Estado nacional y del provincial, que pagó los sueldos por tres meses más.
Luego de negociaciones con otras empresas, sus dueños acordaron la venta a Carnes Rionegrinas, del Frigorífico Fribeba, con presencia en Bariloche, Viedma e Ingeniero Jacobacci; renegociaron una deuda de $ 40 millones con distintos acreedores y acordaron la continuidad de 34 empleados, mientras otros 34 aceptaron una indemnización por desvincularse, y sólo 6 operarios rechazaron toda oferta.
Los compradores llegaron a un acuerdo y el viernes pasado pagaron lo convenido ante la Secretaría de Trabajo de Río Negro, y recibieron la planta en un acto encabezado por un oficial de Justicia, que registró el estado patrimonial del emplazamiento.
Barbagelata indicó que sólo les falta la rehabilitación del Senasa y destacó que el organismo sanitario nacional “apoyó mucho este proceso y realizará los trámites rápidamente”.
El ejecutivo indicó que sólo queda renegociar una deuda de $ 8 millones con el Banco de la Pampa pero especificó que “si el banco no accede, podemos canjear la deuda con otra entidad, y ya tenemos apoyo para una operación así”.