Después de idas y vueltas la cúpula de la cooperativa SanCor se inclinó ayer por Vicentín, que se erigió en el comprador de su línea de productos frescos. La operación se pactó en US$ 51 millones. Vicentín, de la familia que lleva el apellido, y experta en el procesamiento de oleaginosas, desembarca así en una nueva área de negocios, según consigna un artículo de la periodista Silvia Naishtat en el diario Clarín.
Son yogures, postres y quesos crema, con los que SanCor buscó competir con la francesa Danone. Esos productos se elaboran en las plantas de Montecristo, Córdoba y la de Arenaza, al sur de la provincia de Buenos Aires que supo pertenecer a la suiza Nestlé. En Córdoba, precisamente, inauguraron un depósito de última tecnología y lanzaron dos innovaciones, el yogur con tapa a rosca y la línea de flanes caseros, que por lo visto no lograron inmunizar a SanCor ante la crisis del sector. El último balance de la cooperativa arrojó un rojo de $ 1.500 millones.
Por cierto, desde que se profundizó el drama económico en Venezuela, los problemas de SanCor se agudizaron. Pese, a que desde Caracas les pagaron una deuda por US$ 80 millones, que les permitió afrontar precios internacionales por el piso. Pero SanCor entendió que no podía seguir adelante sino soltaba alguna división. Algo similar le pasó a La Serenísima que está terminando en manos de Arcor.
La cooperativa estuvo en tratativas con otros compradores como Coca Cola, AGD, de la familia Urquía y con Newsan, de Rubén Cherñajovsky, que domina en electrónica en Tierra del Fuego y se expandió a alimentos.
La cooperativa exporta el 50%. Pero a Venezuela se sumó Brasil, destino de la manteca salada y el queso montañoso, dos especificidades elaboradas en Sunchales. Ahora apuntalarán la distribución y es lo que explica el amplio centro de logística robotizado que estrenaron en Sunchales.