Los suelos son fundamentales para el desarrollo humano. Nos sostienen, son la base de nuestra producción alimentaria, de ellos extraemos minerales y gracias a ellos podemos producir flores, fibras, combustibles y productos medicinales. El 95 % de los alimentos que consumimos se producen directa o indirectamente en los suelos. Estos albergan una cuarta parte de la biodiversidad del planeta, y desempeñan valiosas funciones ecosistémicas: sostienen la cubierta vegetal del planeta, regulan el escurrimiento del agua, son el hábitat para diversas especies y almacenan carbono orgánico.
Muchas veces olvidamos que el suelo es un recurso frágil y vulnerable, y que debemos preocuparnos de su protección y uso responsable. Para producir alimentos saludables y nutritivos, necesitamos que sean suelos sanos. Los alimentos cultivados en suelos pobres en micronutrientes pueden contribuir a la malnutrición humana. Por otro lado, suelos contaminados pueden traspasar elementos nocivos a los alimentos, como metales pesados y residuos de pesticidas. Los procesos de degradación del suelo muchas veces afectan a los medios de vida y la seguridad alimentaria de los más pobres que viven en sectores rurales marginales.
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 2015 como el Año Internacional de los Suelos, con el objetivo principal de aumentar la concientización y la comprensión de su importancia para la seguridad alimentaria y las funciones ecosistémicas esenciales. Para garantizar suelos saludables para un mundo que goce de seguridad alimentaria y ecosistemas sanos, se creó la Alianza Mundial por el Suelo, un foro interactivo y voluntario abierto a gobiernos y otros actores interesados en su protección, con el fin de mejorar la gobernanza del suelo, en consonancia con el derecho soberano de cada Estado sobre sus recursos naturales. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lidera la Secretaría de esta alianza y apoya su trabajo mediante alianzas regionales conformadas por representantes de gobiernos, academia, la sociedad civil y otros actores.
En marzo de este año se creó la Alianza Sudamericana por el Suelo, la cual trabaja activamente en medidas nacionales y regionales para cuidar este limitado recurso. Los productos agrícolas que producen y exportan los países de América Latina alimentan a millones de personas en todo el mundo. Nuestra región alberga una enorme biodiversidad y una variedad enorme de suelos. Invertir en prácticas que frenan la degradación del suelo y la erosión, fortalecer nuestros marcos legales para su protección y las capacidades y servicios de extensión son algunas de las actividades que debemos potenciar para conservar el suelo, el patrimonio natural que es la base para el desarrollo de nuestra región.
Gracias a la Alianza Mundial por el Suelo, los países están coordinando esfuerzos para encontrar soluciones pertinentes a la crisis que afecta a este recurso. Tomar conciencia sobre la importancia del rol del suelo es el primer paso clave en este camino. La FAO está comprometida con los países para lograr la conservación y el uso sostenible del suelo y la seguridad alimentaria para las presentes y futuras generaciones.
Por Benjamín Kiersch. Oficial de Recursos Naturales y Tenencia de Tierra de la FAO