El cultivo de maní tiene un requerimiento muy elevado de nitrógeno, el cual es aportado en una altísima proporción mediante la Fijación Biológica. Este proceso se da como resultado de la simbiosis establecida entre los rizobios y la raíz de la planta.
Si bien hay rizobios nativos capaces de infectar y formar nódulos, la tasa de fijación de nitrógeno suele ser muy baja, si se la compara con la infección producida por las bacterias aportadas mediante la inoculación.
Dado que estos rizobios nativos presentes en el suelo son capaces de formar nódulos que no son eficientes para fijar nitrógeno, es sumamente importante y decisivo para la productividad del cultivo aportar una elevada cantidad de bacterias ya sea sobre la semilla o en el surco, para que puedan competir con las nativas y nodular la raíz de manera exitosa.
Se ven dos situaciones muy claras, relacionadas a la historia del cultivo en el lote. En lotes sin antecedentes de maní, la diferencia de rendimiento por inocular es del 9% (promedio de 10 campañas de ensayos realizados por Nitrasoil junto a INTA Gral Cabrera). En lotes con historia del cultivo, la diferencia de rendimiento pude llegar hasta un 26% a favor de la inoculación.
Hay empresas que tienen inoculantes para tratar este cultivo. Nitrasoil por ejemplo, tiene una línea completa para maní que se adaptan a las condiciones y posibilidades de aplicación de todos los productores. Esta campaña se presentó Nitrasoil Maní Plus, con dos características diferenciales: la concentración de bacterias por mililitro o gramo de producto (5 x 109 riz/ml o gr) y la tecnología de bioprotección que permite que estas bacterias sobrevivan mejor, una vez inoculadas.
Por Emilia Monteleone. Microbióloga de Nitrasoil Argentina