En la actualidad, la producción de alimentos de calidad y a gran escala requiere la aplicación de fitosanitarios, por lo que es necesario extremar los cuidados para un manejo y uso responsable. Con el uso de la tecnología, las pulverizaciones son más uniformes y precisas, lo que le permite al productor llegar a cada planta y reducir al máximo la deriva.
Para que una aplicación sea eficiente, es indispensable hacer un uso adecuado de todas las herramientas: pastillas encargadas de formar las gotas, seguridad que involucra al operario y monitoreo de las condiciones atmosféricas entre los aspectos destacados. Por esto, el Ministerio de Agricultura de la Nación junto con el INTA, la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) y la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FeArCa) realizaron la jornada de pulverización responsable, en Coronel Suárez –Buenos Aires–.
Eduardo de Sa Pereira, Jefe de la Agencia del INTA en Coronel Suarez, señaló que con la tecnología disponible es posible controlar la deriva de los productos que se aplican y, en este sentido, “la agricultura satelital y la capacitación permanente ayuda a la toma de decisiones”.
En el encuentro se analizó cómo trabajan los equipos, cómo se preparan y controlan tanto los terrestres como los aéreos, en condiciones reales, para evitar la deriva. Esto significa, “lograr que cada gota que se pulverice sea aplicada en el objetivo deseado”, dijo de Sa Pereira.
“Muchas veces en las campañas agrícolas el tiempo apremia y las plagas avanzan muy rápido”, expresó el técnico del INTA, quien además aseguró: “Por esto, es necesario extremar la aplicación de las buenas prácticas para las pulverizaciones, con las que se puede reducir el efecto de la deriva”.
Por su parte, Alberto Ettienot, especialista en aplicaciones, expresó que “se discute mucho sobre la efectividad de los productos fitosanitarios, pero no se habla de cómo se aplican” y agregó: “Es importante el número de impactos en una planta y el tamaño de la gota, esto hace a la efectividad del producto porque con gotas pequeñas más eficiente es la aplicación”.
Con buenas prácticas de aplicación se pueden mitigar los efectos de deriva. “Durante la jornada, a pesar de que las condiciones en las que nos tocó trabajar no fueron las óptimas pudimos demostrar que la deriva, tanto en las aplicaciones terrestre como aérea, no superó los 40 metros”, explicó Ettienot.
En este sentido, Ettienot señaló que a pesar de que los vientos fueron de 25 kilómetros por hora, la temperatura de 10 grados centígrados y la humedad relativa del 50%, la aplicación se desarrolló de manera correcta. “Para esto es necesario que los productores y los aplicadores estén capacitados en buenas prácticas, que sepan qué boquillas elegir para que el tamaño de las gotas sea el ideal en relación a las condiciones atmosféricas”, explicó.