Desde el año 2011, en la Argentina rige un sistema de restricciones a las importaciones, establecido en sus inicios a través de dos sistemas superpuestos, el de DJAI (Declaración Jurada Anticipada de Importaciones) y el de LNA (Licencias no automáticas), este último régimen fue morigerado en sus efectos, pero nunca fue derogado totalmente y en la actualidad “amenaza” con volver a instalarse con fuerza para algunas posiciones del nomenclador.
Pero en la actualidad, el régimen que tiene más incidencia en el día a día del importador es el de DJAI, y sobre el cuál haré una mirada más amplia respecto del alcance de su normativa, y una perspectiva de lo que puede suceder a futuro.
Durante el año 2013 bajo el comando del entonces secretario Guillermo Moreno, el otorgamiento de licencias tenía una serie de requisitos previos que las empresas importadoras debían cumplimentar como ser:
– Lista de precios oficiales
– Compromiso de exportar 1 a 1 con lo que se iba a importar
– En caso de no poder cumplimentar el punto anterior, la empresa debía acceder a un intercambio de operaciones con un exportador local, el cuál le cedía su cupo de exportaciones.
– También justificar inversiones locales y asumir compromisos en contratación de personal en sus fábricas.
La argumentación oficial de esta política obedecía a los siguientes parámetros:
– Resguardar y promover la producción de las industrias nacionales.
– Generar un proceso de sustitución de importaciones.
Ahora bien, la realidad mostró otras cosas, muchas empresas que se contactaron al
Programa nos manifestaron:
– Mi empresa exporta e importa, tengo saldo exportador propio y las DJAI tampoco me salen.
– Cumplí con los requisitos que me solicitaban, presenté todos los papeles, pero las DJAI tampoco me son otorgadas.
– Invertí dinero en pagar comisiones para la compra de cupo local en exportaciones, mantuve mi personal en fábrica pero tampoco obtuve mis licencias.
Y la lista podría seguir de modo indefinido, porque de las muchas empresas que estuvieron en contacto con el Programa, ya sea a través de los seminarios de capacitación o por reuniones de asesoramiento y consultoría empresaria, nos encontramos lógicamente con un universo de diferentes realidades y complejidades para poder operar en el comercio internacional.
Es decir, en muchos casos existió el esfuerzo empresarial para acompañar los dictados oficiales, pero a pesar de esto, el régimen no se flexibilizó, dado que la realidad indicaba (e indica) que el real objetivo de las licencias no era (y no es) defender los dos puntos indicados más arriba, sino tratar de algún modo obtener un superávit en la cuenta de balanza de pagos argentina.
Y comentario aparte, en el Programa notamos que muchas empresas tienen por los puntos arriba mencionados NECESIDAD de exportar, pero no CONVICCIÓN de exportar, y aquellos que estamos en el comercio internacional desde hace tiempo, sabemos que esta diferencia no es sólo semántica.
Ahora bien, a finales del año pasado se produjeron cambios en la administración gubernamental, y estos incluyeron a las autoridades de la emblemática Secretaría. La asunción del nuevo secretario, el Lic. Costa, presuponía grandes cambios de metodología en la implementación de mecanismos para la obtención de las DJAI´s. No obstante, la realidad (siempre la realidad) indica que poco ha cambiado.
Hasta el año pasado, el trámite de presentación de los requisitos se hacía en formato papel/CD y la presentación era personalizada en Secretaría. Ahora, se ha implementado un sistema de ingreso de datos vía página web de la secretaria/AFIP (FORMULARIO DE CONTACTO) para cumplimentar los requisitos y poder obtener de este modo una licencia, que en la práctica siguen siendo los mismos que en el 2013, por lo que en ese sentido, nada ha cambiado.
Como todo nuevo sistema informático, comenzó su implementación con algunas demoras, errores en su puesta en marcha, e inquietudes por parte de quienes lo operamos. Al parecer, (esto se confirmará más adelante en el tiempo) es una sistematización del modelo anterior, donde la Secretaria de Comercio, a través del formulario de contacto, interactúa junto con la AFIP, ya que este nuevo “sistema formulario”, requiere de clave fiscal y CUIT, para poder utilizarlo.
En síntesis, este nuevo mecanismo aparece como más amigable, ya que no obligaría (aparentemente) en un futuro al importador a comprometerse al 1 a 1 de equilibrio entre importaciones/exportaciones, y autorizará mayores compras externas de materias primas y de bienes de capital. También privilegiara a los importadores que se esforzaron por cumplir con lo estipulado en la normativa de la política oficial de restricciones al comercio.
Empero, circunscribir el análisis de la aplicación de estas medidas sólo al ámbito local sería un grosero error. Toda acción que el gobierno tome en restringir el comercio internacional tiene su correlato en los mercados internacionales, y sin prisa pero sin pausa estos mercados (que también buscan “excusas” para poder restringir) con motivo de las restricciones argentinas van colocando medidas restrictivas al ingreso de nuestros productos, como por ejemplo lo que sucedió con los limones, con el biodiesel, o más acá en el tiempo, la eliminación de las preferencias arancelarias en la Unión Europea o las denuncias que obran en OMC al respecto.
A modo de conclusión, considero que el análisis debe ser más profundo y las decisiones a tomar deben observar no sólo las realidades locales de la falta de divisas para pagar importaciones y otros menesteres, sino también en cuanto y en cómo afectan estas decisiones para con el relacionamiento externo de nuestro de nuestro país con la comunidad económica internacional.
Realmente, con el anuncio de un plan de fomento a las exportaciones realizado días pasados, seriamente no es posible considerar que el mundo de los negocios nos esperará con los brazos abiertos para comprar nuestro productos cuando desde aquí se le ponen barreras para comprar lo que ellos producen. Efecto básico y primario de todo intercambio internacional.
Esperamos, por lo tanto, que la inteligencia y el buen sentido guíen los pasos del nuevo secretario y de las autoridades económicas en general, ya que desde el Programa siempre alentamos a más y mejor comercio internacional para todos los argentinos, pero sustentado en bases lógicas y de mediano o largo plazo.
Un saludo cordial.
Flavio Jesús Lobosco
Asesor aduanero del Programa Argentina Exporta
Analista de comercio internacional.