Existe una demanda creciente en materia de desafíos ambientales para la carne bovina a nivel internacional y en particular de los compradores de los países desarrollados. Se registra una tendencia demandante del comprador, del consumidor y de los centros de investigación que publican estudios y resultados sobre estimaciones de gases efecto invernadero de la ganadería bovina que incluyen a la Argentina y que no habitualmente llegan a conclusiones erróneas.
Argentina es un país relevante en términos de comercialización de carne vacuna por lo que debe actuar de manera interinstitucional en proyectos vinculados a la huella de carbono, huella hídrica y en las metodologías internacionales vigentes.
Nuestro país tiene bajo desarrollo de la investigación en esta área pero diversos estudios internacionales ya suponen cuáles son las emisiones que genera la ganadería argentina: es más emisora de las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) que la mayoría de los competidores europeos y americanos.
Es por esto que debemos preguntamos: ¿Qué está pasando hoy en el resto del mundo?, ¿cuáles son las metodologías y las estimaciones? ¿Qué piden los compradores? ¿Qué hacen los competidores? Es esencial para un cálculo de efecto invernadero realizar un análisis del ciclo de vida del producto desde sus insumos hasta el consumo final incluyendo el reciclaje y desechos. Y aquí aparecen dos conceptos: huella de carbono corporativa (es decir, cuántas son las emisiones que tiene un establecimiento ganadero con todos sus productos) y la huella de carbono por producto (por ejemplo un corte de carne que llega al consumidor final, en el que además se incluye el transporte).
Existen estándares en diversos países como Francia, Inglaterra, Japón y Estados Unidos de distintas complejidades y aplicabilidad. Pero ¿cómo saben los consumidores, quienes cumplen y quienes no? Los medios de comunicación y el etiquetado son los canales tradicionales para llegar con esta información al consumidor. Todo esto está creciendo y en los próximos años va a masificarse.
Con respecto a nuestro país, ¿cuáles de estas metodologías nos interesa aplicar y a qué grupo de productos? La respuesta está en los cortes de alta calidad envasados al vacío porque llegan a los mercados más importantes y exigentes. La huella de carbono se identifica a nivel mundial a través de un logo que contiene una planta de pie color negro y se expresa en CO2 equivalentes la cantidad de gases que emitió el producto que vamos a consumir.
¿Qué hacen los competidores de Argentina en el comercio mundial de carnes? Respecto a América Latina, Brasil fue el primer país que asumió el compromiso voluntario de reducir sus emisiones. Uruguay está liderando el tema en la región con un fuerte vínculo con Nueva Zelanda. Los países de Oceania están avanzados al igual que USA.
Por su parte, Argentina no es un gran emisor de GEI y se ubica en el puesto 64, pero sin embargo ocupa el sexto lugar en emisiones agrícolas, lo que plantea la relevancia de analizar y actuar en consecuencia. Nuestra participación en las emisiones de ganadería a nivel mundial es cercana al 0,2%, lo que no significa que estemos exceptuados de los requisitos ambientales de los países compradores, sino que hay que cumplirlos.
El mercado por el momento no está exigiendo la certificación pero sí la generación de información objetiva producida por los propios países y sectores y por ello es fundamental generar factores locales de medición de impacto ambiental.
Mientras, lo cierto es que la sustentabilidad será una condición de acceso obligatoria y una condición de producción sine qua non para comercializar en el mercado internacional. No habrá otra alternativa.
Por el Lic. Gustavo Idígoras
Director de CEAGRO / FCA-UNLZ (disertante en el Seminario de Sustentabilidad y Modernización en la ganadería bovina en Argentina, organizado por la Fundación GEA)
