Nada será igual en la política nacional después de la movilización espontánea del 13 de septiembre pasado en todo el país. Por haber participado en Plaza de Mayo puedo afirmar que por su magnitud y diversidad de los temas, superó ampliamente a la realizada en 2008 por la 125.
Si bien el reclamo era generalizado contra las políticas del oficialismo, el enojo también involucraba la falta de una estrategia unificada entre la dirigencia empresaria y los partidos opositores, que proponga un proyecto global alternativo, similar al de cualquiera de los países vecinos como Uruguay, Brasil, Perú o Chile: que apunte a crecer y desarrollarnos, integrándonos definitivamente al mundo globalizado.
En esta oportunidad, cada uno salió a reclamar por lo que más le preocupaba. Quedó demostrado por la variedad de temas que los convocó y el cansancio que expresaba su reclamo por la falta de soluciones a la inseguridad, la inflación y la pérdida de trabajo.
La corrupción pasó a ser una cuestión importante por culpa del Vicepresidente Amado Boudou lo mismo que la falta de independencia de la justicia ante las pérdidas de las libertades más elementales de los ciudadanos. Los manifestantes mostraron su cansancio por el uso desmedido de la cadena nacional y la presión sistemáticas a los medios de difusión. No había líderes ni conductores para orientar los temas a reclamar y ni medio de comunicación en la convocatoria; por eso lo espontáneo de la forma y el reclamo.
En 2008, la convocatoria era por un único tema: el de las retenciones móviles aplicadas mediante la Resolución 125. Entonces, la sociedad general del interior hizo suyo el reclamo porque asumieron que la confiscación del ingreso de los productores iba a repercutir en cada pueblo y ciudad de interior. Surgió en dicha gesta una “nueva clase media” del interior que se trasladó a reclamar a Rosario y a la Ciudad de Buenos Aires. Toda esta acción fue muy bien acompañada por todos los medios de difusión desde el primer día porque era la defensa en conjunto de todo el interior por el federalismo fiscal que determina nuestra constitución.
Hoy, la falta de respuesta a un legítimo reclamo de la ciudadanía por parte del Gobierno demuestra que fue sorprendido por la dimensión de la protesta. Las contestaciones fueron muletillas muy trilladas que ni ellos mismos creen. Cuando se acaba la razón empiezan los agravios y las descalificaciones, especialmente contra la clase media que es la que paga los impuestos y define una elección, como ocurrió con el triunfo del gobierno en 2011 con el 54%. Por este motivo son muy difíciles de entender las descalificaciones si la Presidente pretende la modificación de la Constitución para poder ser reelegida.
Toda esta actitud apunta a ganar tiempo para analizar nuevas estrategias sin modificar el fondo de la política, redoblado la apuesta como nos tiene acostumbrado. En esa línea, se inscribe el cambio del titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA). Se nombró como presidente a Martín Sabbatella porque siguen creyendo que todo lo malo que le sucede en el país es por culpa de los medios opositores, sin asumir que nuestra clase media tiene independencia de criterio para pensar y actuar libremente como lo demostró con la impactante marcha en todo el país.
El sector agropecuario, como no podía ser otra manera y es lo que corresponde, está incluido en estas mismas definiciones porque todo lo que realiza diariamente, directa o indirectamente, tiene que ver con los otros sectores de la economía, formando ese gran tejido social que es el ruralismo. Por este motivo, el reclamo es por políticas iguales a los otros sectores de la economía.
¿Qué cambios dejó la marcha del 13 de septiembre pasado?
• El rol fundamental que cumplieron las redes sociales. De ahora en adelante no van a ser imprescindibles los medios de difusión masivos.
• Quedó demostrado que es una sociedad que no tiene miedo. Que tiene una capacidad de tolerancia pero la vez tiene un límite y que no está dispuesta a claudicar por reclamos justo saliendo a la calle.
• La gran mayoría quiere volver al gran proyecto del país que define nuestra Constitución. Primero corresponde respetarla y hacerla cumplir.
• Se demostró que cuando se sale a reclamar por temas generales hay una mayor predisposición a participar. Los reclamos sectoriales e individuales nunca prosperan. Por eso es fundamental que nuestra dirigencia tenga la capacidad de juntarse y consensuar propuesta por mayoría que sea en beneficio del conjunto de la sociedad.
Además, por la situación fiscal de cada provincia quedó en evidencia que la discusión de una reforma impositiva y una nueva distribución de la coparticipación no pueden ser demoradas por la dirigencia política. El sector privado no soporta más carga impositiva y la solución pasa por la reducción del gasto público y un sensato replanteo tributario que incentive la inversión y el crecimiento en cada provincia. De no haber modificaciones en ese sentido, estamos en la puerta de una rebelión fiscal de hecho por incapacidad de pago de los contribuyentes.
Todos los países muestran concretamente cuál ha sido su crecimiento y desarrollo, cuantificando cuanta gente pasó a ser clase media en determinado tiempo. Así, Brasil estima que 40 millones de habitantes mejoraron su condición social en los últimos 8 años, y en China se dice que 30 millones de personas por año van del campo a las grandes ciudades. La Argentina basó su crecimiento del siglo pasado en una gran clase media, mucha de ellas formadas por inmigrantes, que actualmente abarcaría el 80% de su población, diseminada en todo el país.
Esa clase media fue la que el 13 de septiembre del 2012 salió a reclamar por sus legítimos derechos; porque no está dispuesta a perderlos y mucho menos cuando el actual contexto internacional manda a seguir creciendo y desarrollando el país.
Por Arturo Navarro. Consultor Agropecuario.