La lechería es uno de los complejos agroalimentarios más importantes y dinámicos de la Argentina, responsable del desarrollo económico y social de numerosas economías zonales y regionales y, en los últimos años, muestra una creciente y consolidada proyección mundial.
La producción nacional de leche pasó de 5.000 millones de litros/año en la década de los 80 a más de 12.500 millones en 2011. Este crecimiento cuantitativo fue acompañado por cambios muy importantes en la eficiencia de los sistemas de producción (en promedio, el rendimiento de la tierra creció 2,5 veces y el de la mano de obra se quintuplicó). La mayor producción de pasturas, la creciente utilización de los forrajes conservados, mejoras en el manejo alimenticio y sanitario de los rodeos posibilitaron incrementos de carga y producción individual. Los grandes cambios en los sistemas de ordeño, que pasaron de los típicos bretes a la par a instalaciones espina de pescado, permitieron no sólo aumentar la productividad de la mano de obra, sino también mejorar las condiciones de trabajo de los operarios. Este proceso fue acompañado por marcados cambios y actualización tecnológica en el sector transformador (calidad, diversificación de productos, entre otros).
Nuestro consumo de lácteos por habitante, juntamente con el de Uruguay, es el más alto de Latinoamérica y muy cercano al de países desarrollados. La Argentina pasa de ser un exportador coyuntural de excedentes (menos del 5% de la producción en los 80), a transformarse en un exportador estructural (+25% de la producción), líder en determinados productos como la leche en polvo entera. Las mejoras en la calidad e inocuidad de la leche producida, junto con las actualizaciones tecnológicas en plantas procesadoras posibilitaron esta importante transformación.
Estos logros corresponden a un sector donde instituciones como el INTA han contribuido desde sus capacidades y conocimientos. En términos de desafíos y oportunidades para los próximos años, el programa lechero del Instituto, tiene como ejes el crecimiento y la eficiencia productiva ambiental y económicamente sustentable.
En cuanto al crecimiento, la meta del PEA2, del Plan Estratégico de la Lechería 2020 (PEL2020), es alcanzar los 18.300 millones de litros y el país tiene conocimientos y recursos técnicos para lograrlo. Junto con lo técnico es necesario trabajar fuertemente en lo comercial (las exportaciones se incrementarían un 270%) y en lo económico-financiero (inversiones a nivel de la producción primaria e industrial).
Se dispone de experiencias y capacidades para lograr saltos productivos importantes, lo que implica fortalecer y reorientar las acciones de extensión, transferencia, capacitación y comunicación. La articulación entre la información generada y su apropiación por parte de los actores de la cadena es un aspecto crítico, que es necesario encarar con un nuevo enfoque y nuevas tecnologías.
Por otra parte, el desafío de la intensificación sustentable compromete fundamentalmente a la investigación con el fin de elevar el techo de productividad de los sistemas en un marco de preservación de nuestro ecosistema y sus recursos, para el bienestar de futuras generaciones.
Junto con otros actores, tales como universidades, empresas lácteas, profesionales, proveedores de insumos, entidades gremiales, el INTA contribuye a la transformación del sector. La capacitación y actualización técnica de los profesionales es una actividad central del trabajo que desarrolla.
En este sentido, desde el año 1981 la Estación Experimental Agropecuaria Rafaela del INTA organiza el Curso Internacional de Lechería para Profesionales de América Latina, donde se han registrado hasta el presente más de 1.000 profesionales egresados, la mitad argentinos y los restantes de países tales como Colombia, Venezuela, Brasil, Guatemala, Ecuador, Uruguay, Costa Rica, Paraguay, Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua, República Dominicana y Cuba.
El XXII Curso Internacional de Lechería para Profesionales de Latinoamérica, que se desarrollará del 3 al 14 de septiembre en Rafaela, organizado conjuntamente con la Federación Panamericana de Lechería (FEPALE) y cuenta con el apoyo del Fondo Argentino de Cooperación Horizontal (FO-AR), es una oportunidad única que vincula a profesionales e instituciones con diferentes realidades pero con una misma vocación: la eficiencia productiva, la sustentabilidad de los sistemas y la calidad de la materia prima y productos.
Por Miguel Taverna, coordinador del Programa Nacional de Lechería del INTA.