¿Qué riesgo tiene una determinada población de quedar expuesta ante una emergencia ambiental? Si en la misma pregunta ya se habla de riesgo, hay que dar por seguro que tiene amplias posibilidades de sufrir las consecuencias directas o indirectas, de una situación ambiental adversa.
Para poder entender el riesgo, tenemos que tener en claro tres conceptos fundamentales:
* Peligrosidad: La cual implica vivir cerca de un volcán, autopistas, zonas inundables, industrias nocivas para la salud, etc.
* Vulnerabilidad: No tiene que ver con el fenómeno en sí, sino en la capacidad de respuesta de una población frente a un fenómeno que la saca de su estado habitual.
* Exposición: Cuando se solapa la peligrosidad con la vulnerabilidad.
En este marco, las personas de bajos recursos son generalmente las que habitan lugares peligrosos, ya que son más económicos, adquiriendo una baja capacidad de reacción frente a un acontecimiento no deseado. Esto representa una gran vulnerabilidad y por lo tanto, una alta exposición a una situación de riesgo. Específicamente en la provincia de Buenos Aires, hay tres situaciones que provocan grandes impactos ambientales, causando una marcada problemática social: las inundaciones, los incendios y las emergencias en las industrias. Por tal motivo, el Consejo Provincial de Emergencias cuenta con hipótesis de riesgo y desarrolla planes de contingencia para cada situación de emergencia.
El 4 de junio de 2011, ocho sismos se registraron entre las 9 y las 15 horas, lapso en que comenzó a hacer erupción el complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle, ubicado a 90 kilómetros al noroeste de Bariloche, en territorio chileno.
Desde ese momento, muchos habitantes del país han sido perjudicados, en mayor o menor medida, por los residuos que ha despedido el complejo volcánico. Se estima que cien millones de toneladas de arena, piedra pómez y cenizas fueron expulsadas con un poder equivalente a 70 bombas atómicas.
Los problemas que este acontecimiento acarreó fueron económicos, sociales y ambientales, tales como la evacuación de la comunidad cercana, la suspensión de los vuelos de cabotaje, problemas respiratorios, contaminación de los ríos, pérdida de vegetación y animales y deterioro de los suelos.
Las cenizas fueron analizadas por la sede del INTA en Bariloche, quien comprobó que las mismas son ácidas y carecen de calcio, fósforo y azufre, siendo perjudiciales para la agricultura. Además, independientemente de su composición, pueden dañar a las plantas por acumulación y perjudicar a los animales que se alimentan de ellas.
Este fenómeno nos enseña que los problemas ambientales son de carácter universal y que ninguna persona está exenta de sus consecuencias.
Por Nicolás Bardella. Lic. en Biología, UNLP.