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Agregando Valores

La sensatez y el sentido común se ponen a disposición del mejor análisis posible de la realidad que nos rodea.

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En MAIZAR valoramos las opiniones contrapuestas. Nos nutrimos de ellas para crecer y formar el todo. La sensatez y el sentido común se ponen a disposición del mejor análisis posible de la realidad que nos rodea, para así podernos anticipar a los desafíos y capturar las oportunidades.

El optimismo que reinaba el año pasado nos llevó a soñar una Argentina con un mar de maíz. El contexto internacional nos brindaba una oportunidad única para aumentar significativamente el área sembrada y generar una producción de maíz nunca lograda en la Argentina.

El constante aumento del consumo mundial ubicó los stocks entre los más bajos de la historia. Esto se vio reflejado en precios internacionales que superaron los U$S 300/ton. El contexto favorable condujo a los analistas a pronosticar un crecimiento de área del 15% en la Argentina, respecto de la campaña anterior.

Sin embargo, el efecto “Niña”, que estaba previsto pero que tuvo un impacto mayor que el esperado, generó dos efectos. Por un lado se incrementó el área sembrada con maíces tardíos, calculados en un 30% del área total. Lo cual pone de relieve la capacidad que año a año nos brinda la biotecnología para romper viejos paradigmas. Por otra parte motivó que productores finalmente decidieran sustituir al maíz por otro cultivo.

El aumento de área fue de un 10% para el maíz, y de un 21% para el sorgo. Las estimaciones iniciales preveían una cosecha de entre 28 y 30 millones de toneladas. Finalmente, la campaña se ubicó entre 19 y 21,5 millones de toneladas, según los analistas, sean estos de la Bolsa de Comercio de Rosario, la Bolsa de Cereales de Bs. As., o el USDA.

Este año los especialistas en climatología prevén una campaña con lluvias acordes para la obtención de buenos rendimientos. Rindes que gracias al excelente trabajo desarrollado por el sector científico y tecnológico están entre los mejores del mundo.

Pero, este año la cadena va a tener que enfrentar dificultades de extrema complejidad. Tal vez la más importante sea la diferencia entre el precio FOB argentino y el precio que percibe el productor. Por eso, en MAIZAR trabajamos permanentemente con los distintos organismos oficiales con el objetivo de convencerlos de la urgente necesidad de acortar esa brecha, de manera de lograr una cadena de comercialización con costos mínimos de transacción y así desatar el verdadero potencial que tiene la cadena del maíz y del sorgo.

Es fundamental solucionar el problema comercial y lograr que el funcionamiento del mercado encuentre el equilibrio entre la oferta y la demanda. Nunca en la historia faltó maíz en la Argentina. El mercado de maíz necesita certidumbre ya que la incertidumbre en los negocios siempre significan descuentos en los precios, al aumentar los costos de transacción.

Los más perjudicados por estas situaciones son aquellos que están más alejados de los puertos, o los que aún estando cercanos a ellos, no tienen industrias transformadoras locales para venderles en aquellos momentos cuando la exportación no está presente. Dichas regiones hoy cuentan con toda la tecnología necesaria para desarrollar el cultivo, pero aun no pueden solucionar el problema comercial.

Otro costo que impacta negativamente sobre la producción, y que debemos corregir, es el aumento del precio de los fletes y las nuevas tarifas que se dieron a causa de recientes disposiciones. Disposiciones que se contraponen claramente con la Ley 24653, que regula el transporte de cargas y fija que el sistema de transportes debe ser eficiente, económico y operar con precios libres. Por eso MAIZAR acompaña a las asociaciones gremiales de productores en su reclamo por la derogación de dichas disposiciones y también en la preocupación por la creciente presión impositiva hacia el sector, tanto en el orden provincial como en el nacional.

En el contexto internacional la nueva cosecha de maíz en los Estados Unidos fue proyectada por el USDA en 375 millones de toneladas, volumen que impacta sobre los precios futuros del maíz. El informe del USDA prevé un rendimiento de 104 qq/ha, aunque algunos analistas creen que dicho pronóstico resulta excesivo ya que toma como seguro un clima totalmente favorable. En este punto quiero reconocer el importante rol que cumplen los cultivos de maíz y de sorgo sobre la conservación y productividad de nuestros suelos.

Todos estos problemas atentan contra la rentabilidad de la empresa agropecuaria y especialmente contra los productores de maíz, porque el maíz es un cultivo de capital intensivo. Además, venimos de una campaña que impactó fuertemente sobre el bolsillo de los productores.

Esta situación nos configura un escenario sobre el cual vamos a tener que trabajar muy fuertemente en la relación público-privada para lograr las soluciones necesarias para modificar la ecuación del productor y seguir soñando con nuestro mar de maíz.

En lo que respecta al sector industrial la importancia del costo de la materia prima decrece con la agregación de valor. Entendiendo por agregación de valor, como el valor económico que un determinado proceso prductivo adiciona al ya plasmado en las materias primas utilizadas en la producción.

Un precio de maíz artificialmente bajo no le brinda a la industria una ventaja competitiva sostenible. Cuanto más valor se agrega, mayor es la relevancia que pasan a tener los costos de producción y los de transacción, en particular los de marketing, posicionamiento y comercialización. Dichos costos, al incrementarse, son los que nos dejan fuera de los mercados internacionales. Perdemos competitividad, ya que nuestros competidores son cada vez más eficientes. Esto conspira contra nuestro propósito de transformar nuestro mar de maíz en un mar de productos con mayor valor agregado, que también tienen una gran demanda internacional.

Además de las dificultades anteriormente citadas, que pueden y deben ser mejoradas y superadas, queremos destacar los logros alcanzados por el trabajo conjunto entre lo público y lo privado con las distintas áreas del gobierno, entendiendo que este es el camino que nos permitirá alcanzar las metas que soñamos.

Las modificaciones realizadas por el MINAGRI en el sistema de aprobaciones de nuevos eventos biotecnológicos ponen a la Argentina en un plano de igualdad con nuestros competidores con respecto al acceso a las nuevas  tecnologías.

Queremos remarcar también el excelente trabajo realizado para fijar los estándares de calidad que llevaron a la apertura del mercado chino, un mercado que según los  analistas se va a transformar en pocos años en el primer importador mundial de maíz.

La creación de la nueva secretaría de Agregado de Valor y Nuevas Tecnologías a cargo del Ing. Oscar Solís es también un hecho auspicioso. Así como también lo es la función que viene cumpliendo el PROSAP, con su plan para incrementar el área bajo riego y alcanzar las 16 millones de hectáreas, lo cual es clave para el desarrollo del maíz y el sorgo.

También les agradecemos el permanente diálogo que llevamos adelante, apostando a que rinda frutos para el bien de la Cadena de maíz y sorgo en particular y el desarrollo integral de nuestro país desde sus regiones más alejadas.

En MAIZAR no solo trabajamos para solucionar los problemas de coyuntura. También pensamos en el largo plazo. Años atrás comenzamos a ver que la producción de etanol a partir de maíz era una buena oportunidad para la Argentina y hoy tenemos varias plantas en construcción que comenzarán a operar próximamente. Dada la importancia que tienen el uso de gas y electricidad en nuestra matriz energética, el maíz y el sorgo tienen otra oportunidad para seguir sustituyendo biocombustibles fósiles por energías renovables a través del biogás. Por su parte, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, MAIZAR y otras instituciones venimos trabajando para el desarrollo de biorefinerías, un nuevo concepto en la obtención de productos.

En el plano internacional, con el objetivo de mejorar la competitividad de nuestras cadenas de valor y articular un frente común para negociar temas como la huella de carbono, el calientamiento global o las crisis alimentarias, estamos profundizando la relación con las Asociaciones de maíz de los Estados Unidos y de Brasil.

Estos problemas hoy parecen lejanos, pero en un corto lapso de tiempo afectarán las relaciones comerciales entre países, vía el aumento de trabas al comercio.

Los directivos de la NCGA -Asociación de maíz de Estados Unidos-, que nos visitaron en febrero, nos invitaron a participar de su Congreso anual para avanzar en esta construcción común. Este trabajo continuará con Abramilho del Brasil. De esta manera las cadenas de los tres principales proveedores de alimentos al mundo estarán unidas.

MAIZAR está en la búsqueda permanente de la mayor cantidad de puntos de encuentro para generar el máximo beneficio para la Argentina. MAIZAR es una construcción colectiva y como toda construcción colectiva tiene dificultades que deben y pueden superarse. Invitamos a todos a acercarse y compartir este esfuerzo común, que entendemos están usando los países del mundo para el desarrollo de sus economías. Quiero agradecerles, finalmente, en forma muy especial a aquellos que día a día suman su mejor esfuerzo para lograr que esta cadena del maíz y del sorgo sea una realidad.

*Por Alberto Morelli. Presidente de Maizar

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