Seguramente más de un lector recordará a Alf, ese simpático personaje extraterrestre de la serie de televisión que había llegado a la tierra huyendo de su planeta Melmac que estaba a punto de estallar. Alf tenía la característica de hacer líos y luego transferirle los problemas a Willie, que lo había escondido en su casa para protegerlo del gobierno americano que buscaba extraterrestres.
Cuando leí el apuro con que el gobierno nacional le transfirió los subterráneos a Macri, inmediatamente asocié cristinismo con Alf. ¿Por qué? Porque tienen la misma característica: les encanta hacer líos, beneficiarse de los líos y luego transferirle los problemas a Willie.
Dicho sea de paso, si todos los habitantes de Melmac se comportaban como Alf que quería todos los beneficios de los líos y no aceptaba asumir los costos, era inevitable que Melmac explotara. Siguiendo este razonamiento, si al gobierno le fascina los beneficios hacer demagogia armando líos con los precios relativos y luego no quiere pagar los costos y se los transfiere a terceros, es inevitable que la economía argentina termine como el planeta Melmac.
El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció que el pasaje de subte tendrá un costo de $ 2,5, lo que implica un aumento del orden del 127%. Gran escándalo porque el gobierno de la Ciudad anuncia semejante aumento. En realidad, lo que está haciendo el gobierno de la Ciudad es transparentar lo que el cristinismo no se anima a hacer, por ahora. Esto es, reconocer que durante años se mantuvieron demagógicamente bajas las tarifas de los servicios públicos y que ahora el ajuste es más que doloroso. La realidad que la culpa no es del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que sube el pasaje del subte, la culpa es del cristinismo que, junto con el ex presidente Kirchner, jugaron a la demagogia de transporte, energía, gas y agua barata para todos y luego terminamos en que despilfarro no puede financiarse.
¿Por qué el apuro para aumentar la tarifa del subte? Puede haber varias interpretaciones, pero lo que sí queda claro es que el inmediato anuncio del aumento deja en claro que el problema fue generado por el gobierno nacional y que, al igual que Alf, prefirió transferirle el costo a otro. Durante todos estos años, el gobierno gozó de los beneficios del populismo, pero ahora que la plata no alcanza no quiere hacerse cargo del costo político del ajuste y anda a las apuradas buscando a quién tirarle el problema.
En Santa Cruz parece haber ocurrido algo parecido. Una provincia que siempre fue beneficiada por el gobierno nacional actual y el de Kirchner. Una provincia que en los ´90 recibió U$S 1.000 millones y Kirchner los fugó al exterior y hoy no tiene plata para pagar los sueldos y las jubilaciones, muestra el grado de despilfarro. Claro que cuando llegó el momento de votar el ajuste los idealistas muchachos de La Cámpora salieron corriendo porque, al igual que el cristinismo, no quieren asumir costos políticos de la demagogia del gobierno que tanto veneran. Así que lo dejaron solo al kirchnerista Peralta para, nuevamente al estilo Alf, transferirle el costo de lío económico que hicieron en su momento.
Si uno observa la forma en que fueron anunciando la quita de subsidios a la energía, el gas y el agua, es típico del que tiene miedo de decir que metió la pata. Primero dijeron que se eliminaban los subsidios a los que vivían en los countries (como si todo el que viviese en un country fuera un potentado), en Puerto Madero, a los de Barrio Parque y a los casinos. Eso significaba un ahorro de unos $ 600 millones o algo así. Como el ahorro era claramente insuficiente para enfrentar subsidios por más de $ 75.000 millones y en aumento, después agregaron otros barrios y se hablaba de $ 6.000 millones de ahorro. Pero, tampoco alcanza, así que, sin decir nada, en algún momento la gente se va a encontrar con facturas de luz, gas y agua que tendrán incrementos superiores a las del rodrigazo de 1975.
Pregunta: ¿a quién pensarán echarle la culpa del tarifazo en puerta? ¿A qué Willie buscarán para transferirle el costo político?
Y después vendrá el costo de los trenes y los colectivos. Nuevamente, ¿a qué Willie buscarán para no hacerse responsables del despilfarro de todos estos años?
Como lo he dicho en varias oportunidades, el problema que tiene el gobierno con esta demagógica política de tarifas artificialmente bajas de los servicios públicos, es que, con esta inflación, el gasto en subsidios ni siquiera pueden congelarlo. Doy nuevamente el ejemplo del boleto de los colectivos. Supongamos, para hacer fácil la cuenta, que el costo total del pasaje en colectivo es de $ 5, de los cuales $ 1 lo paga el pasajero cuando sube al colectivo y los otros $ 4 se financian con subsidios. Con una inflación del 20% anual, el costo total del boleto se va a $ 6 (más costos de seguros, salarios, mantenimiento, etc.). Al mantener en $ 1 el boleto, el subsidio tiene que subir a 5 y el gasto en subsidios sigue subiendo.
Como los ingresos tributarios ya no alcanzan para financiar el gasto público, que en el 2011 tuvo un déficit que debe haber rondado los $ 45.000 millones de piso, Como el BCRA tiene un patrimonio neto que agoniza, se gastaron la plata que teníamos en las AFJP cuando la confiscaron y el mundo ya no brinda el viento de cola, se viene el momento del ajuste.
Con las tarifas de los servicios públicos va a pasar lo mismo que pasó con la carne.
Demagógicamente el fallecido Kirchner decidió prohibir la exportación de carne y destruyó la actividad ganadera. El resultado fue que se consumieron 10 millones de cabezas de ganado y hoy la carne cuesta una fortuna. Claro, durante un tiempo la gente festejaba el populismo k porque había carne barata para todos. Pero resulta que hoy hay poca carne y a precios siderales al punto que le consumo cayó a 53 kg. por habitante por año. Es más, los frigoríficos no pueden trabajar porque cayó el consumo externo, no hay carne de buena calidad para exportar y, encima, el aumento de los costos internos en dólares descoloca a los frigoríficos locales.
Actualmente la gente puede sustituir consumo de carne vacuna por otros alimentos, aunque tampoco se ahorra mucha plata comprando otro tipo de carne o, incluso, una pizza o pastas. Siguiendo el mismo criterio, puede ser que la gente trate de sustituir subte por colectivos, pero como seguramente no van a dar abasto para transportar a la gente que antes viajaba en subte, el sistema colapsa, porque dudo que los colectivos puedan absorber el 20 o 30 por ciento de los 300 millones de personas que viajan por año en subte.
Con un Banco Central emitiendo al 35% anual. Con fuga de capitales. Con tarifazos y un mundo que ya no juega a favor, me parece que al famoso modelo le espera un destino similar al del planeta Melmac de donde venía Alf: estalla. ¿Y por qué estalla? Porque el gobierno quiere, al igual que Alf, tener todos los beneficios del populismo pero no pagar los costos del mismo y eso no existe, salvo que encuentren muchos Willies a quien transferirle los líos que arman.
*Economista