De acuerdo a las planillas que publica el Banco Central, del total de depósitos en el sistema financiero (público y privado) los depósitos en dólares representan el 14%. Una corrida sobre estos depósitos no es un número menor, aunque buena parte de esos depósitos estaban inmovilizados en el BCRA. Aclaro que este dato lo escribo hasta la última información en materia cambiaria porque todos los días el gobierno modifica las normas. En principio, salvo para ocultar que el BCRA no tiene las reservas que dice tener, algo sobre lo que he escrito en infinidad de oportunidades, el Central podría entregar todos los dólares a los bancos para que los devuelvan en ventanilla, dejando en evidencia la realidad de las reservas propia que tiene. Pero el problema no está ahí, el problema está si al retiro de depósitos en dólares por miedo a una confiscación se le agrega un masivo retiro en pesos. Ese riesgo dependerá de la confianza o desconfianza que genere el gobierno. Por ahora no se observa un retiro masivo de pesos, aunque sí hay algunos datos inquietantes en materia de redescuentos que habrá que seguir con atención.
Ahora bien, ¿cuál es el riesgo que asume el gobierno por la torpeza con que maneja la economía? Que se junten una corrida cambiaria con una financiera. Voy a tratar de explicar brevemente cómo funciona el sistema financiero.
Los bancos reciben depósitos (en cuentas corrientes, cajas de ahorro y plazos fijos). Esos depósitos los bancos no los tienen inmovilizados en una caja de seguridad, los prestan, compran bonos del gobierno y del BCRA, etc. y una parte la dejan inmovilizada como encajes. Los encajes son una parte de los depósitos que no prestan y los tienen líquidos para hacer frente a los pagos en ventanilla. Supongamos que los bancos saben que todos los días la gente se presenta en la ventanilla a retirar parte de sus depósitos, digamos el 10% del total, por lo tanto, si tiene 100 pesos de depósitos, 10 los guardan y 90 los prestan para financiar consumo, compran bonos del gobierno, u otorgan préstamos para financiar inversiones, etc. En rigor este último rubro es muy escaso en el sistema financiero argentino. Hay muy pocos préstamos otorgados para invertir.
Sabemos entonces que, en nuestro ejemplo, los bancos guardan el 10% de los depósitos y el 90% lo prestan.
Supongamos que hay emitidos solo 100 pesos y que los tiene Juan. Juan va al banco A y deposita sus 100 pesos que es todo el dinero en circulación. El banco encaja 10 pesos y presta los otros 90 a Pedro para que compre el televisor plasma, el celular y el reproductor de DVD en 48 cuotas sin intereses. Pedro va a la casa de electrodomésticos Consumo Feliz y le entrega los 90 pesos por el televisor, y Consumo Feliz deposita los 90 pesos en el banco B. El banco B guarda el 10% de los 90 pesos, es decir 9 pesos, y le presta 81 pesos a José en 24 cuotas sin intereses. José va a la casa de electrodomésticos Plasmas Para Todos y compra otro plasma. Entrega los 81 pesos y Plasma Para Todos deposita los 81 pesos en el banco C.
Finalmente, el banco C guarda 8,1 pesos como encaje y presta $ 72,9 a Miguel que va a Consumo Feliz para Todos y Todas y compra más plasmas, celulares, etc. Consumo Feliz para Todos deposita los 72,9 pesos en el banco D y aquí termino la cadena para no hacerla eterna, pero en la vida real sigue.
¿Cuánta plata tienen depositada en los bancos Juan, Consumo Feliz, Plasma para Todos y Consumo Feliz Para Todos y Todas? Juan tiene 100, Consumo Feliz 90, Plasma para Todos 81 y Consumo Para Feliz Para Todos y Todas 72,9. En total los cuatro pueden retirar de los bancos $ 343,9. Obsérvese que los 100 pesos originales que estaban circulación, se transformaron en $ 343,9. Esto se llama multiplicador del sistema financiero.
¿Cuánto tienen de encajes los bancos para hacer frente a los pagos en ventanilla? El banco A 10, el B 9, el C 8,1 y el D el 10% de los 72,9, es decir, 7,29. En total los bancos tienen liquidez para enfrentar los pagos en ventanilla por 34,29 frente a los $ 343,9 que pueden retirar los depositantes mencionados.
¿Qué significa esto? Que el sistema puede funcionar solo si hay confianza o, si se prefiere, si el gobierno no genera pánico con medidas arbitrarias.
Supongamos que Juan va al Banco A y pide sus 100 pesos. El banco A le va a decir que solo tiene 10 pesos disponibles y que tiene que esperar a cobrar los otros 90 que le prestó a Pedro en 48 cuotas para que comprara el plasma.
Supongamos que el banco A le pide prestado al banco b los 90 pesos que le faltan para hacer el pago en ventanilla. El banco B le va a decir que no puede prestarle porqué financió a José a 24 cuotas un televisor, y así sucesivamente.
Si todos van al banco a retirar la plata al mismo tiempo el sistema entra en crisis porque está basado en la confianza que no todos los depositantes retirarán sus depósitos el mismo día. Hay descalces de plazo. Así funcionan los sistemas financieros con encajes fraccionarios.
Si entre todos los bancos tienen liquidez inmediata por $ 34,29 pero todos quieren retirar sus $ 343,9 el sistema colapsa.
Frente a un escenario de este tipo los bancos centrales tiene dos opciones: a) decirle a los bancos que arreglen con sus depositantes, que son sus acreedores, una renegociación de los plazos de pago o b) emitir moneda para darle redescuentos a los bancos para que hagan frente a los pagos en ventanilla.
En el primer caso se paraliza el sistema de pagos, desparecen los créditos, cae el nivel de actividad, la recaudación, se agranda el déficit fiscal, salvo que el gobierno haga un fenomenal ajuste del gasto público para equilibrar sus cuentas, el Central tendrá que emitir para financiar al tesoro potenciando la inflación, subida abrupta del tipo de cambio, caída del salario real, etc.
Si el gobierno no quiere optar por las alternativas a) y b) tiene que establecer alguna restricción al retiro de depósitos. Una especie de corralito. Esas son las alternativas.
Pero el punto a resaltar es que todos los sistemas financieros que funcionan con encajes fraccionarios solo pueden hacerlo si hay confianza. Si los gobiernos adoptan medidas alocadas que amenazan el respeto por la propiedad privada o generan una distorsión de precios relativos que hace prever un salto inflacionario, los riesgos de corrida hacia el dólar se trasladan al sistema financiero porque la gente querrá retirar sus pesos para refugiarse en una moneda que no pierda valor.
Lo descripto anteriormente, en forma muy sintética, es de manual de economía y se puede ver, en parte, en la realidad en la crisis financiera internacional. Pero en el caso del dólar y el euro hay otros ingredientes que no es motivo de esta nota.
Mi punto es que hoy el gobierno está fumando en la destilería con las medidas que toma. Todas apuntan a generar pánico en la gente. Un Estado policial haciendo un despliegue en los bancos y casas de cambio de amenazas a quienes compran dólares, desborde del gasto público, inflación no reconocida con caída del tipo de cambio real sin medidas en el campo tributario, del gasto, laboral, etc. que le permitan a la economía ganar competitividad y una trayectoria de confiscaciones que, encima, amenaza con profundizarlas cuando anuncia que profundizará el modelo, es un Estado que amenaza la confianza de la gente.
¿Qué ha sido el famoso modelo, sino un auge artificial del consumo confiscando activos líquidos, restricciones a la libertad de comercio, consumo de stock de capital en el sector energético, ganadero, etc.?
Hoy la gente percibe que el tipo de cambio está barato. Si el gobierno pisa el tipo de cambio corre el riesgo que le vacíen las reservas del BCRA a un precio “barato”. Y le vaciarían las reservas retirando pesos de los bancos. Si deja subir el tipo de cambio, la gente retirará pesos de los bancos para comprar dólares antes que el dólar siga subiendo.
En síntesis, el gobierno está en una estrecha cornisa con un precipicio a ambos lados. Solo girando 180 grados y dando señales muy categóricas para recrear la confianza puede evitar una crisis mayor. Si siguen fumando en la destilería tomando medidas que espantan a la gente, a la menor chispa el final es conocido.
* Economista