Cuando todas las miradas estaban concentradas en el frente interno y, especialmente, en los avatares del plano político en función de las próximas elecciones presidenciales, inesperadamente (para la mayoría) recrudeció la crisis económica mundial, se dio vuelta el tablero y ahora se enfrenta un nuevo escenario internacional que obligaría a la Argentina, por un lado, a un replanteo estratégico y, por otro, a no pocos ajustes.
Lo concreto es que parece haberse acabado “el viento de cola” que permitió en los últimos años cantidad de excesos y no pocos errores. Ahora, en el mejor de los casos, se está ante un amesetamiento que no alcanzaría para absorber más gastos, sino todo lo contrario.
Es que más allá que hasta ahora pareciera que los commodities, más aún los agrícolas (principal rubro de exportación de Argentina), parecen ser los menos afectados por el shock que se vive en el mundo desarrollado, igualmente la “desaceleración” que se prevé en el conjunto de la economía va a afectar también a esta parte del Cono Sur.
Pero, a grandes rasgos, hay buenas y malas. Por caso, “Chindia”, neologismo que surge de la unión de China e India, seguiría con su desarrollo económico, tal vez, algo recortado pero igualmente muy poderoso, por lo que su demanda de alimentos seguirá siendo fuerte y, por lo tanto, las cotizaciones agrícolas se sostendrán.
* Periodista y consultora agropecuaria