Los productores hubiésemos querido empezar el año de otra manera, no teniendo que confrontar en defensa de nuestros derechos por un cambio real y concreto de políticas para el sector agropecuario.
La campaña de trigo se presentó auspiciosa en cuanto a rendimientos, pero el sistema de comercialización ideado por los K para los granos sigue saqueando a los productores para beneficiar a un grupo de grandes empresas de la molinería y de la exportación.
El lado positivo de esta historia que lamentablemente lleva varios años de anuncios y promesas que quedan en los papeles o benefician a unos pocos, es que, ante la adversidad, nuevamente aparece con mucha fuerza la unidad del campo.
Desde todas las regiones trigueras el grito es uno solo, los problemas se suman y, encima, la sequía vuelve a acechar, como lo ilustramos en varias notas en las páginas de esta edición.
Y nosotros, como dirigentes, aclarando las diferencias cuando existan, seguiremos en la Comisión de Enlace procurando la solución de los problemas de los productores y la búsqueda del bien común para nuestra sociedad.
Por ello, luego de analizar los anuncios oficiales realizados el 12 de enero pasado por el Gobierno sobre la presunta liberación de exportaciones de trigo, la Comisión de Enlace consideró importante comunicar a los productores agropecuarios del país y a la opinión pública en general que lo anunciado no resuelve nada, porque el objetivo del normal funcionamiento de los mercados trigueros sigue sin tenerse en cuenta.
Así, por medio de un anuncio de apertura del total del saldo exportable del trigo, (como siempre, con bombos y platillos para asegurar la difusión del mismo) se esconde la mezquindad de mantener la aplicación de cupos, algo totalmente funcional a los grupos concentrados de la molinería y la exportación que hasta el momento han demostrado no tener ninguna disposición para colaborar en la formación de un precio acorde con los valores del precio de referencia (FAS teórico). De este modo, la transferencia de recursos de los productores hacia estos sectores, la estimamos este año en más de 3.000 millones de pesos.
Los créditos anunciados a tasa cero, podrían ser un negocio financiero, pero no resuelven los problemas pues se está muy lejos de lograrse que aparezcan los compradores a precio competitivo en el mercado, ni ahora ni dentro de seis meses, con lo cual se difi eren, sin resolverse, los problemas de comercialización.
Estas, como otras similares que afectan a otras actividades del sector, son intervenciones distorsivas que se vienen repitiendo desde hace varias campañas y sobre las cuales los productores venimos insistiendo en que deben reverse.
Esta transferencias de recursos del campo no van ni al fisco ni a los consumidores “profundizando el llamado capitalismo de amigos” que nada tiene que ver que una distribución de la riqueza con justicia social.
Hasta el hartazgo, desde la Comisión de Enlace hemos repetido que se necesitan políticas de mediano y largo plazo y no parches de dudosa aplicación para promover una mayor producción que posibilite el desarrollo integrado del país. En pocos días, el maíz comenzará a ser cosechado y las perspectivas no son distintas a las del trigo.
Defendamos nuestra producción. Actuemos juntos para transmitir y explicar a la sociedad que nuestro reclamo no afecta a los consumidores, incluso, en este caso, tampoco es por rebajas impositivas. Simplemente queremos que aparezcan los compradores y que exista un precio justo.
Y para evitar que un puñado de empresas, con el apoyo y el consentimiento del gobierno, se queden con las ganancias de los 27.000 productores de trigo y con las posibilidades de crecimiento de nuestros pueblos de la Argentina rural.
* El autor es presidente de Confederaciones Rurales Argentinas
Columna de opinión extraída de www.cra.org.ar