Desde 2006, se cerraron los registros de exportación y se establecieron cuotas para las ventas al exterior mediante los ROE, impidiendo el normal funcionamiento de los mercados, limitando la competencia y distorsionando la libre formación del precio del trigo.
Estas intervenciones generaron un mercado interno sobre ofertado y poco transparente que perjudicó al productor, desalentando su intención de siembra que hoy se encuentra muy por debajo del promedio histórico de 6 millones de hectáreas.
Sin embargo, las buenas condiciones climáticas y la constante apuesta de los productores a una mayor tecnología hacen que hoy nos encontremos ante una cosecha de trigo que rondaría los 13 millones de toneladas, que comenzarán a comercializarse durante estos días.
Es por eso que, en materia de trigo, resulta inadmisible que no se corrijan las políticas que distorsionan los mercados. La apertura de las exportaciones por cupos no es una solución al problema, como puede verse en la actualidad, cuando las deducciones al precio del trigo llegan hasta los 60 dólares por tonelada, en una clara transferencia de rentabilidad al resto de la cadena, que se suma a la retención del 23% que tributa el cereal.
El mercado del trigo solo podrá normalizarse a través de la liberación de las exportaciones que garantice la competencia entre exportadores y molineros por el cereal.
Por otra parte, el gobierno todavía no ha hecho efectiva la devolución de las retenciones a los pequeños y medianos productores de trigo de la campaña anterior, que sólo recibieron 120 de los 9 mil que estaban en condiciones de percibirlas.
De esta forma, asistimos nuevamente al incumplimiento de pomposos anuncios oficiales con consecuencias lamentables para los productores rurales, para el cuidado de los suelos, para el movimiento de los pueblos del interior de la Argentina y perdiendo además la oportunidad que nos brindan los mercados internacionales.
*Presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA).
Especial para Infocampo.com.ar
