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"Los productores agropecuarios se habían olvidado de la politica"

Lo afirmó Manuel Alvarado Ledesma, economista y especialista en agronegocios. Agregó que "la gente de campo se dedicó durante años a producir tranqueras adentro, y se olvidó de salir, de explicarle a los políticos la situación del agro en el país".

Lo afirmó Manuel Alvarado Ledesma, economista y especialista en agronegocios. Agregó que "la gente de campo se dedicó durante años a producir tranqueras adentro, y se olvidó de salir, de explicarle a los políticos la situación del agro en el país".
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“Los productores agropecuarios se habían olvidado de la política; siempre se dedicaron durante años a producir tranqueras adentro, y se olvidó de salir, de explicarle a los políticos su situación”. Así lo afirmó el economista y especialista en agronegocios, Manuel Alvarado Ledesma en una entrevista publicada hoy en El Federal.

-Hay corrientes de pensamiento en la Argentina (cierto progresismo, ciertas tendencias industrialistas) que consideran a la economía agropecuaria como sinónimo de producción rentística o parasitaria, no dependiente de la inversión, la inteligencia y el trabajo sino de una especie de “cibernética natural”. Afirman que la soja es un yuyo que crece solo.

-Prejuicios, anacronismos’¦Esa idea se basa en la teoría de David Ricardo, adoptada por el marxismo, un análisis del siglo XIX, cuando el trabajo incorporado en el campo era bastante limitado. En la Argentina durante mucho tiempo se cultivó sin demasiada innovación, y las plantas prácticamente crecían solas. Pero eso fue cambiando y hoy en día se ha modificado de manera sustancial. Hace tiempo que se comprendió que para intensificar la producción hectárea por hectárea era imprescindible incorporar innovación, tecnología, nuevos insumos, etc. Año a año, el elemento tierra disminuye en la ponderación del negocio y se torna más importante lo que hacemos o lo que ponemos al suelo a fin de que rinda más. Gracias a la incorporación de trabajo humano, tecnología e investigación, no sólo se intensificó el rendimiento de las tierras, sino que se sumaron áreas rurales donde antes era impensable encarar algún tipo de producción. En esas zonas, antes estériles, se incorporó, por ejemplo, riesgo por aspersión, calentamiento por las heladas, imágenes satelitales para prever cuando cae granizo, etc. etc.

-Pensar que la economía agropecuaria como mera explotación rentística y parasitaria de una riqueza natural es un disparate’¦

-Es un prejuicio cuyo origen hay que buscarlo en las ideas que propagaron en su momento los técnicos y sociólogos de la Cepal en América Latina. Ellos daban una visión sombría del campo porque pensaban que así mejoraban intelectualmente las perspectivas de una industrialización. Decían que había una tendencia natural a que los precios agrícolas decayeran en relación a los precios de los productos industriales. Lo que se denomina el deterioro de los términos del intercambio. A partir de este concepto se pensó que hay que aplicar políticas de sustitución de importaciones, para propulsar el desarrollo industrial: los productos industriales según esa visión, tenían garantizados un precio en constante suba, lo que llevaba a privilegiar el desarrollo industrial frente al del campo’¦Pero los precios de los productos agropecuarios no decayeron, según podemos comprobar hoy en día, y la demanda mundial de alimentos coloca a los países agroproductores en una situación privilegiada’¦

-Sin embargo, el Gobierno argentino en lugar de ayudar a aprovechar esa demanda pone trabas, obstruye las exportaciones

-Ignorancia hay mucha. La dirigencia política actual no parece entender la naturaleza del crecimiento arrollador de la cadena de valor agroindustrial, y sigue actuando como por inercia o desconocimiento. Uno escucha a algunos economistas muy conocidos, profesores de economía, hablar de “plantar soja”…Han de creer que la soja es un árbol, para plantarlo. La soja se siembra’¦

-A partir del conflicto desde el oficialismo se ha vuelto a lanzar el concepto de “oligarquía terrateniente”.¿Existe hoy algún sector que pueda ajustarse a esa designación?

-Terratenientes hay en todo el mundo; la Argentina es un país donde los hay menos, particularmente en relación a toda su extensión de campo. En Australia, país que suele compararse con el nuestro, hay muchos. No es significativa la “oligarquía terrateniente”, primero porque hay poca, pero más importante aún: porque la tenencia no es decisiva, ya que el factor tierra disminuyó su peso en relación con los factores inversión, inteligencia, trabajo, organización. Son pocos los dueños de muchas hectáreas, y hay grandes extensiones en manos de empresas, que tienen muchísimos accionistas. Lo relevante no es la concentración de la propiedad, sino la concentración productiva y de gestión. Hay empresas gestionadoras en red, como Grobocopatel, que tienen muy poca tierra propia; lo que sí poseen es la gestión, el conocimiento, y las relaciones basadas en la confianza. La mala prensa que están teniendo estas redes se explica por una visión urbana. No creo que provenga de los pequeños productores, porque sin este sistema, muchos pequeños productores hoy no existirían. Imaginemos un caso emblemático, un pequeño productor dueño de veinte hectáreas en Arrecifes, posiblemente sin incorporarse a la red hubiera desaparecido, pero sobrevive al arrendar su tierra a un pool, y además no pierde su trabajo porque se hace cargo de sembrar sus veinte hectáreas y más también porque tiene la tecnología para hacerlo. Así se establece una relación de confianza entre uno y otro que permite que los dos ganen. Por otra parte, muchos de los que alquilan, quedan en sus campos controlando que se cumpla el contrato, por ejemplo que se haga siembra directa, y rotación de cultivos para que la tierra no se empobrezca. De modo que en lugar de hablar de rotación desde el estado, o dictando tantas leyes y regulaciones, lo que se necesita es conocimiento.

-¿El deterioro de las tierras es un hecho en nuestro país?

– Ese problema en las zonas como la Pampa Húmeda se ha detenido. Ha habido ya una reversión, porque se ha tomado conciencia. Ahora, en zonas marginales hay de todo, pero me parece que esa onda de cuidado del terreno, que es el capital que posee el productor, va llegando a otras regiones. Las redes cuidan el campo, lo que hay que evitar es la presencia de los oportunistas, los que quieren ganar plata de un día para el otro e irse.

-¿Se produjo despoblamiento del campo en los últimos años?

-Sí, contribuyó la explotación extensiva. La siembra directa al ser tan eficiente requiere menos mano de obra. Pero bueno: la solución no está en atacar eso; lo deseable es que existan incentivos para que el productor invierta su ganancia en su mismo campo poniendo, por ejemplo, una fábrica de aceite. La cadena de valor no dice que todas las actividades tengan que irse a la ciudad. Al contrario, lo óptimo, para no concentrar más en los centros urbanos, es que todo se haga en la zona rural. De hecho, los tractores se fabrican en pequeñas localidades. Si se entendiera la cadena de valor como es, no debería haber un despoblamiento del interior; al contrario debería ser un incentivo para que en las provincias los pueblitos vuelvan a renacer.

-¿Usted se esperaba este estallido, esta reacción de los pueblos agropecuarios ante las últimas medidas que quiso aplicar el Gobierno a la producción agraria?

-No, la verdad es que para mí fue una sorpresa. La gente de campo se dedicó durante años a producir tranqueras adentro, y se olvidó de salir, de explicar, de vincularse con los políticos para convencerlos, de invitarlos a su casa a tomar mate en la galería para transmitir su punto de vista. A partir del conflicto planteado por las retenciones móviles, los productores están aprendiendo de manera acelerada tanto a transmitir sus puntos de vista como a negociar. Este conflicto ayudó, además, a que muchos temas que estaban postergados en la conciencia del hombre de campo se despertaran, como el de preguntarse adónde va a parar lo que le quitan por las retenciones, reparar en que no vuelve ni la mitad a los pueblos del interior, que sólo engrosan la caja central, etc. etc. Es decir, aparecieron temas que no son coyunturales ni “corporativos”, sino que forman parte de un proyecto de país. Se les está reclamando a las autoridades que no actúen en contra de las provincias, que repartan equitativamente. Los senadores, los diputados, los intendentes deben rendirle cuenta en primer lugar a quienes los votaron, deben representar los intereses locales. Es decir, la caridad empieza por casa.

(entrevista publicada hoy en la edición aniversario de El Federal)

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