El presidente de la Asociación de Productores Porcinos, Juan Uccelli afirmó, en una entrevista publicada hoy en El Federal, que la producción porcina en la Argentina no tiene techo.
– ¿Puede el sector productivo abastecer esta demanda creciente?
– La producción porcina en el país no tiene techo. Hoy tenemos 200 mil madres y producimos 3,2 millones de cabezas. Para dar una idea comparativa, si criáramos con la densidad que trabaja Dinamarca, uno de los grandes productores porcinos del mundo, se podría concentrar toda la producción del país en Misiones. Acá se está creciendo en mejorar la unidad productiva. Por un lado, tratamos de tener más cantidad de crías por madre. Y, por otro lado, estamos promoviendo que haya más madres. Y, diría que hay una tercera parte: se está buscando que cada animal genera más kilos de carne. Se está tratando de venderlo a los 120 kilos y no a los 100, como se hace ahora. Esto es factible porque el alimento es barato. Y es posible desde el punto de vista ambiental y del espacio de tierra que poseemos. Además, una vez que estén las cabezas, se amortizan un 20 por ciento más de costos fijos en esos 20 kilos que se le agregan a cada animal.
– Los alimentos son baratos comparándolo con otros países, pero en el último año hubo un aumento tanto del maíz como de la soja, ¿qué tanto los afecta?
– Hay dos escenarios en el sector. El de los productores que reciben compensaciones del Estado y el de los que no quisieron recibirla.
– ¿Por qué algunos no quisieron recibirlas?
– Algunos porque creyeron que el Gobierno no iba aponer un mango y que era una artimaña para agarrarlos a todos en la AFIP. Otra razón fue que el precio del cerdo compensado tenía que mantener el valor acordado por la Asociación y el Gobierno. Llegaron a vender el kilo a 4,20 pesos, mientras que los compensados debían responder al pacto de 3 pesos.
Los que reciben la compensación, reciben la diferencia que les genera el aumento del cereal y lo hacen por kilo producido. Esta medida fue rentable el año pasado, pero ahora estamos empatados y habría que adecuar un poco el precio de corte. No sólo porque aumentaron los precios de los cereales, sino porque también se incrementó el resto de los insumos.
Quienes aceptaron las compensaciones puede seguir produciendo y ser muy eficaz manteniendo el precio acordado con el Gobierno, pero en marzo tenemos que sentarnos nuevamente a hablar.
– Los productores de porcinos es uno de los pocos sectores dentro del agropecuario que no tuvo conflictos con la gestión de Néstor Kirchner, ¿esperan tener la misma relación con el gobierno de Cristina Kirchner?
Nosotros aprovechamos la situación. Frente al problema de los precios de la carne vacuna, nosotros nos sentimos una opción y salimos a ofrecerla. No nos comprometimos a hacer algo imposible. Y en ese momento nos pareció que era más importante sumar que ir a un conflicto. Por eso hemos tenido prorrogativas del Gobierno como las compensaciones y el apoyo a la campaña.
La nueva gestión es una continuación del anterior, por más que haya cambiado la persona que ocupa el cargo de Presidente. Nosotros estamos en la misma sintonía de producir. Ir a un conflicto, genera más conflicto. Y veo que ninguno de los sectores que fueron a una lucha, obtuvieron muchas cosas.
– ¿Qué propuestas van a plantearle a los funcionarios del Gobierno?
– Vamos a pedir que se adecúen los números a la realidad actual. Recibimos compensaciones por el aumento del maíz y de la soja, pero no por el resto de los insumos alimentarios que también se incrementaron alrededor del 45 por ciento. Aumentaron los salarios de los trabajadores que en la producción porcina es mano de obra especializada. Y subió mucho todos los gastos de faena y desposte que afecta en forma directa al costo final. Por eso creemos que tiene que haber una adaptación del precio. Y nos tenemos que sentar con el Gobierno para charlarlo.
– ¿Cuál es el precio real que tendría que tener hoy el kilo de carne porcina?
– No puedo precisarlo, pero sí sé que hubo un aumento de variables que influyen sobre él que son entre el 35 y 45 por ciento. Por eso planteamos un diálogo. El año pasado el costo era del 0,70 dólares y hoy ya estamos en los 0,90.
– ¿En esa reunión tratarán el dumping que posee la producción porcina de Brasil?
– Brasil fue desde 1992 un karma para la Argentina porque vendía sus carnes por debajo del costo de producción. Este problema sólo se podía solucionar desarrollando el mercado local y aumentando la producción. Porque de igual a igual, Argentina es mucho más competitiva que Brasil, pero ellos tiene una estrategia mucho más agresiva que la nuestra. La Argentina tiene más posibilidad de crecimiento con la carne fresca. No podemos competir en cantidad, pero sí en calidad. Tenemos un cerdo diferencial. Por eso Brasil está más orientado al mercado ruso, donde buscan volumen y nosotros más a Vietnam, donde exigen calidad.
– Continúa el conflicto entre los productores de porcino y los de chacinados porque importan carne desde Brasil?
– Antes el productor argentino sólo podía venderle a los chacinadores y ellos podían comprarle a cualquiera. Pero ahora esa realidad cambió. Se desarrolló el mercado fresco y para el productor aparecieron otros compradores. Y los chacinadores que eran los compradores exclusivos, se encontraron con un competidor. Ahora el productor puede decidir a quién venderle. Hoy no dependemos de la industria chacinadora. Nuestro techo está más allá.
– Con la exportación a Georgia se abrieron los mercado externos, ¿a qué otros países apuntan?
– Georgia nos permite abrir destinos como Ucrania, Venezuela, Colombia, Ecuador y dentro del sudeste asiático, a Vietnam. Esta región es el mejor mercado que hay para la Argentina. El máximo comprador mundial es Japón, y es el país que más paga la carne, pero todavía nos falta para llegar allá.
– ¿Cuánto consumen?
– Rusia anda en 45 kilos por habitante por año y Japón en los 40-45. Estados Unidos y China, consumen unos 34 kilos. El sudeste asiático comen casi 40 y hay países como España y Dinamarca que superan los 70. Pero Europa no puede crecer más porque su estructura ya no da abasto. No tienen lugar donde tirar la bosta. Lo mismo pasa en Canadá y en Estados Unidos. Por eso no permiten la colocación de grandes establecimientos. Esos son espacios que podemos ocupar.
– Esta limitación que hoy tiene Europa, ¿podría sufrirla Argentina en un futuro?
– Tenemos una gran ventaja. Además, de que tenemos más espacio porque nuestra superficie es mayor y no está toda explotada, nosotros estamos usando la misma tecnología que ellos utilizan hoy para paliar el problema.
– ¿Qué tipo de tecnología?
Tratamiento de efluentes para producir biogás, riego, abono, entre otros. No hay techo en la Argentina para esta producción todavía. Tenemos toda la patagonia sin explotar. Esa zona es el lugar más sano para enfermedades porcinas del mundo y si produjéramos allá, seguro podríamos exportar a Japón. Lo más complicado a lo que se tendría que enfrentar el agropecuario sería trasladar la soja y el maíz para allá.
– ¿Cuáles son los principales competidores de la Argentina?
– Chile, que tiene un muy buen nivel de producto y de productividad. Ellos le venden a Japón. La idea es que nosotros nos posiciones en medio de los dos. Entre el volumen de Brasil y la calidad de Chile. Hay jugadas para todos. En el mundo se consumen más de 105 millones de toneladas de carne de cerdo y todos los años sube entre 3 y 4 millones de toneladas. Pero la producción no está aumentando a ese paso. Por eso, el sector argentino está apostando a tener más madres que generen más lechones y que cada lechón produzca más carne. Siempre manteniendo la calidad.
Francisca Valsecchi