âTenemos que ser máquinas de sembrar.â Con estas palabras César Giménez, encargado del Establecimiento La Unión, en Venado Tuerto (Santa Fe), destaca dos aspectos clave en los que han tenido que superarse para mejorar la ecuación productiva: los equipos sembradores y los tiempos de implantación óptima, dos elementos fundamentales para alcanzar elevados rindes en una rotación que tuvo que resolver el problema de sembrar trigo sobre un rastrojo de maíz de 12.000 kilos y que eliminó a la soja de primera.
La Unión es un establecimiento que pertenece a la familia Chediack, una de más importantes constructoras del mercado local que en los últimos años comenzó a invertir en la producción agroindustrial. Hasta hace poco menos de una década, de unas 7.500 hectáreas, 2.500 eran ganaderas con rotación agrícola. La hacienda estaba en los bajos y en invierno se pastoreaban rastrojos de maíz. El planteo agrícola era 33% de maíz, 33% soja de primera y 33% de trigo/soja 2da. En esta rotación, todo el trigo se hacía sobre rastrojo de soja. Actualmente, a partir de ensayos para mejorar la económica, la rotación cambió a 50% de maíz y 50% de trigo/soja.
Al mismo tiempo, se sacó a la ganadería de los lotes agrícolas (“no se tocan porque obtenemos muchos más beneficios sin pastorearlos”) y se la confinó a los bajos. De un rodeo de 1.200 a 1.500 vacas de cría que tenían se empezó a ajustar el número de cabezas y hoy tienen 800 cabezas con una carga de 1,5 vaca por ha. Se trabaja con agropiro, lotus, festuca y trébol. El invierno se pasa, antes de la parición (julio, agosto y septiembre) con los animales alimentados con silobag de forraje logrando de esta manera obtener buen diferimiento del crecimiento de otoño para ser aprovechado en los meses del comienzo de parición, en los cuales no hay forraje. Se hace entore precoz y servicio estacionado en octubre, noviembre y diciembre.
Al ternero se lo lleva a 150 kg y en febrero-marzo se vende. Hoy la ganadería es eficiente en los bajos y da 70-80 u$s/ha. “El problema en los lotes que habían sido pastoreados era que quedaban sucios, compactados en los primeros 5 cm, costaba sembrar en directa, y terminábamos haciendo lo que muchos otros en Argentina: con la agricultura subsidiábamos la ganadería”, explicó Giménez.
Una vez acomodada la ganadería, el segundo paso fue darse cuenta que los números de una rotación maíztrigo/ soja eran mejor que la ecuación con soja de primera. Pero había que resolver cómo hacer la siembra del trigo sobre rastrojo de maíz de 12.000 kg. En este contexto, la meta inicial fue no apuntar a maximizar los rendimientos del trigo sino a cosechar lo antes posible. Esto permite que el 15 de diciembre la soja de segunda ya esté toda sembrada. Para ello, el trigo debe comenzar a sembrarse entre el 5 y el 10 de mayo (antes lo hacían del 25 a 30 de mayo).
Tienen testeados cinco años, y en 2.500 hectáreas logran un promedio de rinde de 3.800 kg/ha para el trigo, 10.500 el maíz y 3.600 la soja 2da.
En un campo donde la limitante no es la tecnología a utilizar (en maquinaria e insumos) porque está disponible, la clave está en cómo lograr la máxima eficiencia productiva sobre el recurso limitante suelo a partir de técnicas de proceso “para sacarle lo mejor a la secuencia de cultivos”.
Antes fertilizaban el maíz y el trigo con 140 kg/ha de fosfato diamónico en la línea y 50 kg/ha a la soja, también en la línea. Hoy, luego de la cosecha del maíz se volean 320 kg de fosfato diamónico, que aportan 60 unidades de N y 67 unidades de P elemento, lo cual garantiza la nutrición del trigo sembrado, la soja de segunda y la mitad de los requerimientos del fósforo del maíz del año siguiente; de esta manera a este último sólo se le incorporan 70 kg PDA en la línea como arrancador y el resto de los requerimientos de nitrógeno se los completa con algún fertilizante nitrogenado a la siembra.
Gran parte de las actividades se concentran en diciembre y enero por lo que la siembra tiene que ser lo más rápida y eficiente posible. “Nuestra prioridad es sembrar las 2.500 ha de soja 2da a tiempo y para ello debemos ser máquinas de sembrar”, destacó Giménez. Toda la maquinaria de siembra y pulverización es propia, sólo tercerizan la cosecha.
Luego de probar con sembradoras de distintas marcas eligieron una de gran porte y peso que hace un buen copiado del suelo y con cuchillas de corte de 18 pulgadas que les permiten cortar con facilidad el rastrojo.
“Lo tenemos estudiado, por cada día que sembramos pasada la fecha óptima perdemos 50 kg por ha a cosecha, y a medida que se llega al 15 de diciembre se pueden perder 70 kg/ha por día”, especificó Giménez.
Ensayos. En 2006/07 empezaron a analizar el desempeño de una rotación más intensiva en la cual se haría mitad de superficie con trigo/soja, y el resto con cebada/maíz 2da. Para determinar qué maíz rendía mejor para segunda implantación probaron 20 híbridos, en su mayoría a 0,52 m y algunos 1,04 m (en este último caso con una densidad 65.000 semillas por ha, lo que permite un menor costo por utilización de herbicidas).
La ventaja es que, mientras sobre trigo el maíz se puede sembrar recién entre el 1 y el 15 de diciembre, sobre la cebada se sembraría entre el 25 de noviembre y el 10 diciembre. El objetivo de rinde es de 90 qq/ha.
Juan I. Martínez Dodda / jdodda@infocampo.com.ar