Desde el año 2003, Riidfa tiene como objetivo coordinar las actividades de investigación y desarrollo realizadas en nuestro país sobre fiebre aftosa. A partir de 2005, Riidfa y las instituciones nucleadas en VAR evalúan en conjunto la metodología disponible en Europa y Sudamérica para la determinación cruzada entre cepas vacunales y cepas de campo.
El trabajo fue financiado por los miembros de la red, que nació en el año 2003 a partir de un convenio entre el Inta, Conicet, Senasa y la empresa Biogénesis Bagó, además de contar con financiamiento del Ipcva y el VAR de Bélgica. Desde su creación, se han invertido una cifra cercana a los u$s2 M, y según estimó José Latorre, director del Centro de V i r o l o g í a Animal del C o n i c e t , hasta el año 2010 se invertirán otros u$s1,2 M. E d u a r d o Palma, coordinador de Riidfa, explica que el trabajo de esta red busca la consolidación nacional en el sistema de control de vacunas contra la aftosa: “Buscamos definir cuáles son las prioridades para Argentina en aftosa, y en forma conjunta, tratamos de cumplir estos objetivos”.
Uno de los aspectos abordados por Palma fue la hipótesis de introducción de una nueva cepa del virus, es decir que no esté incluida en la composición de la vacuna.
El profesional sostuvo que el trabajo realizado apuntó, en primer término a lo vinculado a la calidad del antígeno, y en segundo término a determinar si existe protección cruzada de una cepa a otra.
“Si se utiliza una vacuna con un determinado serotipo, y entra un virus diferente, tenemos que ver qué nivel de protección brindaría esa vacuna”, explicó el profesional.
Hay que recordar que los países determinan el rango del espectro de cobertura en función del riesgo de aparición de virus. Pero ante el ingreso de una cepa exótica, la población animal se presenta como si no tuviese cobertura. El trabajo realizado por la Riidfa apunta a generar más conocimientos en la materia.
Conclusiones de la jornada
José Latorre, del Cevan, se encargó de sintetizar alguna de las conclusiones del trabajo. “En el brote de 2001, la cepa A2001 se estaba expandiendo muy fuerte en el campo, y determinamos, mediante experimentos preliminares, que debíamos actualizar la vacuna a nivel sudamericano con nuestras cepas, dado que la A24 Cruceiro no protegía contra esa cepa”.
Esa conclusión fue corroborada por los trabajos científicos. Los integrantes del proyecto remarcaron que se consiguió una excelente repetibilidad en las pruebas de bovino realizadas en nuestro país. Latorre también destacó que la tecnología disponible en la Argentina y en Bélgica es adecuada para realizar estudios de vacunas y epidemiología.
