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La era de los fideicomisos

Los fideicomisos puede asociarse con los fondos comunes de inversión agrícola que a mediados de la década de los 90 tuvieron gran auge en el sector agropecuario alentados por los buenos precios internacionales y las excelentes condiciones climáticas que aseguraban una alta rentabilidad.

Los fideicomisos puede asociarse con los fondos comunes de inversión agrícola que a mediados de la década de los 90 tuvieron gran auge en el sector agropecuario alentados por los buenos precios internacionales y las excelentes condiciones climáticas que aseguraban una alta rentabilidad.
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Luego de la salida de la convertibilidad los fideicomisos se transfomaron en una excelente herramiento para el acceso al crédito y la captura de capitales del mercado financiero. Por supuesto el agro no es ajeno a esta tendencia y las grandes empresas están entendiendo y aprovechando las ventajas impositivas, legales y organizativas que ofrecen.

Bernardo Piazzardi, de la Fundación Nueva Generación de Rosario, explica que una de las cualidades que presentan los fideicomisos agropecuarios es que su organización e implementación es llevada adelante por personas y empresas del agro que conocen bien el negocio, a diferencia de lo que ocurrió en los 90 cuando entidades financieras invirtieron en fondos comunes que luego quebraron. Otro de los beneficios que remarca Piazzardi es que muchos fideicomisos tienen el aval de un exportador para la compra de lo producido.

Esta herramienta presenta dos especies: los financieros, que deben ser inscriptos y aprobados en la Comisión Nacional de Valores y los ordinarios, que no presentan oferta pública y se manejan con un contrato entre las partes. Dentro de los financieros los más importantes son los organizados por el grupo Los Grobo, Cazenave y Asociados y por último Aval Rural.

La familia Grobocopatel ya va por su segundo fideicomiso; durante el primero recaudó u$s 2,8 millones para cultivar 10.000 hectáreas, en su segunda versión recaudó u$s 12 millones para sembrar 40.000. Por su parte Aval Rural (Nidera) va por su tercer fideicomiso cuyo monto ascendió a u$s 8.437.500. Otro fideicomiso importante es el administrado por Cazenave Fondo Agrícola de Inversión Directa 2007 (Faid) que asciende u$s 10,1 millones. Fideiagro2009 también es administrado por Cazenave con un monto total de u$s 4 millones.

La SGR Garantizar ya va por su edición 22 de fideicomisos denominados Secupyme por los cuales financian a los productores con el aval del Banco Nación, Provincia y Ciudad. El objetivo de estos fideicomisos es darle acceso al crédito a sujetos que no lo obtendrían por otra vía.

Los fideicomisos puede asociarse con los fondos comunes de inversión agrícola que a mediados de la década de los 90 tuvieron gran auge en el sector agropecuario alentados por los buenos precios internacionales y las excelentes condiciones climáticas que aseguraban una alta rentabilidad.

El Faid en 1994 logró rendimientos de 18,4% en la campaña 94/95, 20,6% en 95/96, llegando a 35 en la campaña siguiente.

El viento a favor cambió en la campaña 97/98 cuando los precios internacionales disminuyeron más del 30% y los rendimientos se vieron afectados por la corriente climática de El Niño. En ese entonces el Faid arrojó una pérdida del 20% pero no fue el único, entre los más destacados se pueden mencionar: Fondagro 97/98 -67%, Seeding 144%, PAIS 97/98 -47%, Chacarero I -40%, Agrifund -27%. Muchos de los que sufrieron quebrantos importantes pertenecían a entidades financieras ajenas al agro que desconocían los riesgos del negocio.

Según Piazzardi, con los fideicomisos se está cristalizando lo que antes se implementaba como fondos de inversión y pools de siembra, además estima que esta tendencia continuará en aumento. Ahora la gran ventaja que brinda el fideicomiso es que el suscriptor puede elegir el momento de entrada o salida del negocio.

Jorge Solmi, abogado del Estudio Pergamino, remarca además que los fideicomisos de siembra están dando un rendimiento de alrededor del 8% en dólares para los inversores, mientras que por ejemplo los plazos fijos otorgan el 2%. En el caso de Los Grobo II se estima que arrojaría una ganancia cercana al 12%

Otra reconversión que están generando los fideicomisos está relacionada con los pools de siembra, ya que los denominados ordinarios brindan a los productores, inversores y organizadores un marco más organizado y confiable para invertir y producir sin posibilidades de quebrantos estrepitosos.

Los pools de siembra se desarrollaron a comienzos de la década del 90 impulsados con el boom de la soja.

La masificación generó una gran competencia por la toma de campos, lo que devengó en la suba del precio de los alquileres y sumado a los riesgos de la producción agropecuaria devengó en el quebranto de muchos pools. Ahora el termostato refleja que los fideicomisos ordinarios van en franco crecimiento y expansión pero aún no hay estimaciones certeras de los montos invertidos y la cantidad de hectáreas que están siendo producidas bajo esta herramienta. Un ejemplo de ellos es el fideicomiso Hatch 2016, administrado por Johny Avellaneda, titular de la empresa Juelén S.A, quien estuvo tomando campos en la zona núcleo y apunta a llegar con su fideicomiso al 2016 con 50.000 hectáreas sembradas.

Yanina Otero
yotero@infocampo.com.ar

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