El comentario parecía falto de timing porque en ese momento una muy buena cosecha local, con un contexto internacional flojo, había derrumbado los precios del cereal en el momento de la cosecha. ¿Para qué producir más, entonces?
Hoy la realidad se dio vuelta. El mundo está ávido de trigo y la Argentina no lo tiene. El precio sube, pero por temor a que se traslade a los alimentos el Gobierno congeló su valor.
Como este es el resultado de la relación entre oferta y demanda, una acción positiva vendría por el lado de aumentar la oferta.
La paradoja es que para lograr esto los productores tienen que sembrar más y aplicar más tecnología, y el mejor estímulo que tienen para hacerlo es el precio.
Pero si el mercado se altera y los productores sólo obtienen una parte de lo que podrían recaudar por su cereal, entonces se desalientan.
Esta semana participamos de la jornada de trigo de Don Mario.
Ahí se comentaba que el año pasado, con los materiales que tienen en el mercado en más de 4.700 hectáreas de producción, obtuvieron un rinde promedio por arriba de los 5.200 kg.
Si bien el clima es determinante, se lo ayuda con un buen programa de fertilización y de protección de cultivo.
Eso implica invertir más, pero si el precio del grano es bueno, los chacareros tienden a jugarse. Esa es su naturaleza.
El potencial de estos materiales, como otros que hay en el mercado, permite alcanzar rindes de 8.000 kg/ha o más. Veinte años atrás, ese era un más que buen rinde de maíz, que hoy en cambio ya llega a 18.000 kg/ha, como obtuvo Johnny Avellaneda en su campo.
¿Qué hacer? La historia del comercio granario está signada por la volatilidad. Eso es un hecho.
Pero si desde la política oficial se estimula la productividad, se puede ayudar a mantener precios bajos para los alimentos, con rentabilidad para el productor.
Pero el estímulo pasa por permitirle capturar el precio llano. Habrá que âcomerseâ algún impacto en el precio de los panificados, en el peor de los casos. Pero, ¿cuánto más y mejor sembrarían los chacareros si hoy estuvieran cobrando $ 450 por el cereal, en vez de los $ 350 o 370 que les ofrecen y que, además, los desanima a manejarse en un mercado intervenido?
