Los despachos de la cartera agrícola nacional, en las últimas horas se viene trabajando sobre una idea fija: cómo hacer para que los productores rurales reciban el mejor precio posible por su trigo y al mismo tiempo no afectar la pauta inflacionaria, tema de absoluta prioridad en la política oficial.
La fórmula básica de la política agrícola (buenos precios para los productores y alimentos baratos para los consumidores) está buscando la forma de plasmarse en el país, en un año en que las condiciones del mercado internacional han provocado una estampida en el trigo y que ha llevado a países como Ucrania a restringir exportaciones.
En este caso, funcionarios y técnicos de la secretaría de Agricultura evalúan un mecanismo de trasferencia desde la exportación al productor, por medio de la molinería, que actuaría como un pasamano.
En concreto, se está pensando en que los molinos paguen a los productores 400 $/t o más por su trigo, pero que su costo real sea de 350 u$s/t, el nivel en que la Secretaría de Comercio de Guillermo Moreno, busca que se estabilice.
Estos 15 dólares por tonelada o más que el productor recibiría respecto del precio actual no serían pagados por la molinería sino que llegarían descontados del precio de la exportación.
En esta instancia aparecería una suerte de âtasaâ, que capturaría esos 15 dólares del precio FOB, para transferir a un fondo que luego pasaría al productor.
¿Por qué una tasa y no un aumento en el derecho de exportación, mecanismo que tendría un efecto similar? Una de las especulaciones es que con la actual ley de comercio granario 21.453, cuando el exportador declara una venta futura âcongelaâ el derecho de exportación vigente al momento de realizar la declaración jurada.
Pero si se tratara de una tasa, ésta quedaría exenta de ese congelamiento. Igual, se plantea desde la semana pasada en la cartera agrícola que âen una situación de emergencia, las soluciones tienen que ser de emergenciaâ.
Según trascendió, los exportadores ya habrían sido puesto sobre aviso respecto de la intención oficial.
Este movimiento coincide con un hermético silencio al que se han llamado los exportadores âhabitualmente de bajo perfil, pero mucho más en estos últimos díasâ y se especula con que no sería raro que las empresas dedicadas al trading de granos vean a esta solución como el mal menor, ante una eventual intervención más virulenta del mercado.
Respecto de quiénes serían los más afectados, hay que señalar que de las casi 10 Mt exportadas desde la Argentina en el 2005, 22% fue enviado por Bunge, 18% por Cargill, 14% por Dreyfus, 13% por Toepfer (socia de de la estadounidense ADM) y otro 10% por la Asociación de Cooperativas Argentinas. En total, estas cinco empresas representaron 77% de las ventas externas del cereal durante el año pasado.
Otro dato es que hasta el presente, los exportadores han declarado ventas al exterior del trigo de la campaña 2006/07 âque comenzará a ingresar en el circuito comercial en diciembreâ por 7,82 millones de toneladas (Mt). Asumiendo un consumo interno de la molinería de 5,5 millones de toneladas, el total está muy cerca de las 13,6 Mt que la SAGPyA estima que se cosecharán en esta campaña.
Si bien toda esta movida apunta a los productores y a los consumidores, los molineros no son jugadores menores en este conflicto de intereses.
Es que con un precio político de 350 $/t, les está costando hacerse de mercadería para procesar porque el productor no quiere malvender el poco trigo que le queda. Y como están comprando en el mercado disponible, tienen que ofrecer más para conseguir el cereal y esto podría trasladarse al precio de la harina y por ende generar una cascada inflacionaria.
Como otra forma de dar una mano a este sector, el viernes pasado el Ministerio de Economía promulgó la resolución 803/2006 por la cual se habilita a un cupo de harina de 1,52 Mt (equivalente a 2 Mt de trigo) a ser exportado sin pagar derechos de exportación sobre el valor agregado que genera la industrialización. El objetivo, sostiene Economía, es que los molinos puedan reducir su capacidad ociosa, procesando para los exportadores el trigo, que venderían al exterior como harina en vez de como grano.
Javier Preciado Patiño
Jpreciado@infocampo.com.ar
