“Nuestro objetivo es garantizar que el consumidor europeo no entra en contacto con ese producto”, dijo Mochan.
El producto en cuestión, una variedad desarrollada por la multinacional alemana Bayer CropScience, que no ha sido autorizada para consumo humano, pero que habrían sido detectada en partidas de arroz de grano largo convencional en el mercado estadounidense.
La CE recibió ayer a representantes del gobierno de EEUU y de la empresa fabricante para tratar de dilucidar si los restos pueden haber llegado el mercado europeo, una incógnita que aún no ha sido despejada, según la portavoz
La UE importó en 2005 cerca de 224.000 toneladas de arroz estadounidense (63 millones de euros), de los cuales el 90 % pertenecía a la variedad de grano largo, según de la Comisión Europea.
Como medida de precaución, el gobierno de Japón también suspendió provisionalmente la importación de arroz estadounidense, consignaron agencias internacionales.
Sin embargo, fuentes cercanas al dossier, indicaron que Bruselas podría optar por una solución alternativa, similar a la que introdujo en abril de 2005 para evitar la entrada del maíz transgénico “bt10” en las importaciones de harina estadounidense a Europa.
En este caso, la UE optó por exigir un certificado a la sociedades exportadoras que acredite que la partida que transportan está libre del organismo genéticamente modificado.
