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Maíz, el mejor aliado para la ganadería

Los planes ganaderos deberían promoverlo para aumentar la productividad.

Los planes ganaderos deberían promoverlo para aumentar la productividad.
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Posiblemente estemos asistiendo a los estertores del cultivo de maíz como grano. Los últimos datos de Maizar, la asociación de la cadena de valor de este cereal, indican que la mitad de la producción ya se consume internamente, lo cual modifica la ecuación del pasado, dominada por los altos saldos exportables.

Con la tecnología actual, tanto de genética como de insumos y manejo, un maíz de 10.000 kg/ha es relativamente seguro de alcanzar. Esto equivale a unos 20.000 kg/ha de materia seca, si se considera no sólo el grano sino también las hojas y el tallo.

Aun cargándole el costo de oportunidad de la tierra (15 quintales de soja o 750 $/ha), un costo de producción de 900 $/ha y el costo del picado (600 $/ha), el valor del kilo de la materia seca es de 11 centavos, y asumiendo una conversión de 10:1, el kilo de carne producido sería de $ 1,1, bastante menos de la mitad del precio de referencia del novillo. En un escenario dominado únicamente por el precio de la hacienda gorda, los ganaderos se están olvidando del otro factor que es la productividad.

Los chacareros están acostumbrados a que un día su soja valga 700 $/t y otro 450 $/t. También los tamberos han aprendido que producir más es el otro miembro de la fórmula de la rentabilidad.

Tomar al maíz como el “pasto” más económico podría ser la fórmula para revertir el círculo vicioso en el que está cayendo la ganadería de carne.

Tiempo atrás, Martín Fraguío, gerente de Maizar, comentaba el caso de los productores ganaderos de Trenque Lauquen: han estimado que no hay recurso forrajero más económico que el maíz en pie (no hay costos de picado). Otros también utilizan el silo de autoconsumo, con lo cual se ahorran el costo de distribución.

De esta forma, tanto los planes ganaderos ya en marcha como el esperado y nunca lanzado plan nacional podrían pivotar sobre el maíz como forraje.

Por otra parte, debería inducirse un cambio cultural tanto en el criador como en el engordador: que se vean a sí mismos, esencialmente, como productores de materia seca, a las que sus “máquinas”, las vacas, convertirán en proteína animal, sea como terneros o como kilos de carne para los consumidores. Paralelamente debería hacerse hincapié en que, además del precio, la otra clave es la productividad.

Javier Preciado Patiño

jpreciado@infocampo.com.ar

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