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Tiempo de cosecha… y reflexión

Durante el tiempo de cosecha se pueden evidenciar heterogeneidades derivadas no sólo de la incorporación de tecnología sino también en el modo en que se hace el proceso de apropiación.

Durante el tiempo de cosecha se pueden evidenciar heterogeneidades derivadas no sólo de la incorporación de tecnología sino también en el modo en que se hace el proceso de apropiación.
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Se pueden advertir dos tendencias en la utilización de la tecnología y los consiguientes rendimientos:

1) Los que acompañan los avances tecnológicos con el desarrollo de competencias. Son conscientes de la responsabilidad de tener en sus manos el proceso de medio año, por lo que conjugan el mejor equipamiento con la mejor efectividad en la operatividad.

2) Los ávidos por hacer la mayor cantidad de hectáreas en menor tiempo no se detienen en la calidad del trabajo ni en satisfacer al productor. Con una visión de corto alcance se preocupan por obtener ganancias aquí y ahora.

Recientemente tuve la oportunidad de comprobar personalmente este hecho en la cosecha de dos lotes contiguos de las mismas características sembrados con soja 4500 sobre un rastrojo de maíz. Para ello contraté dos cosechadoras (con similar automatización y capacidad de trabajo, preparadas para minimizar las pérdidas, más allá del desgrane natural en las variedades de ciclo corto), una operada por su propietario y la otra por un empleado.

Si bien las comparaciones deben ser consideradas con cautela, me parece interesante aportar mi experiencia, ya que a similar tecnología, las diferentes actitudes de los operadores hicieron que los rindes difirieran en casi dos quintales.

El empleado hizo dos vueltas más de cabecera alrededor del lote, lo cual significó trillar en contra del surco, volteando gran cantidad de plantas.

Posteriormente, no estuvo dispuesto a ofrecer su esfuerzo para bajar la velocidad, regular el cabezal y llevar la plataforma baja para cortar la planta que fructificó desde abajo (dejando aproximadamente 7 centímetros sin trillar), con la excusa de que se empacharía la máquina con el rastrojo.

Cuando el patrón evaluó los resultados obtenidos e inevitablemente tuvo que comparar su trabajo con el de la cosechadora vecina, aceptó negociar el precio y prometió continuar trabajando con otro trillador, pero esto no fue suficiente para recuperar los quintales que quedaron como cobertura.

Cristina Torres

Especial para Infocampo

*Productora de Salto, Pcia. de Bs. As.

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