Cuando de situaciones difíciles se trata, los productores maniceros saben de lo que se está hablando. Con un alto costo de producción, el maní ha sido desplazado por la soja, pero sigue peleando su porción de tierra.
En mayo se tendrá una noción aproximada de la presente cosecha, pero de las 168.000 ha sembradas se esperan rindes de 2.500 kg/ha. Comparados con los 4.000 kg/ha que se obtuvieron el año pasado (récord total) resultan escasos, pero se corresponden con la media histórica. Sólo hay una franja al suroeste de Córdoba (provincia que aglutina más del 90% de la producción total) que está complicada con la sequía.
“La siembra mundial es de 21 M de ha, con India (8 M) y China (6 M) en los primeros lugares; no obstante, nuestro país, por capacidad de sus técnicos y tecnología aplicada, avanza varios lugares cuando se analiza la productividad”, aseguró la gerenta de la Cámara Argentina del Maní (CAM), Beatriz Ackermann, en el 2° Circuito del Maní realizado en General Deheza (Córdoba). Según la CAM es un negocio regional que mueve u$s 250 M al año, es decir, u$s 50 M más que la vitivinicultura.
El Circuito, organizado por el Inta y el Centro de Ingenieros Agrónomos de General Cabrera contó con visitas a dos plantas seleccionadoras, donde se pudo ver el proceso de industrialización. También recorrió un lote demostrativo donde se analizaron distintas técnicas recomendadas para obtener una mejor producción, que incluyó diferentes cultivares recientemente liberados al mercado, ensayos de inoculación y fertilización, siembra en doble hilera, determinación de madurez del cultivo y observación de las tareas de arrancado y cosecha. Merece un párrafo aparte la siembra en directa (60%), luego de un maíz, por ejemplo. Los técnicos aseguran que se obtienen mejores resultados que en un lote movido.
Fragilidad. Luego de hacer maní, el lote debe descansar tres años. Normalmente se rota con soja o maíz y alguna pastura.
“El tema es que es un área de siembra muy acotada, por lo que si no llueve acá (Córdoba) casi toda la cosecha sufre; no hay diversificación de riesgos”, dijo Luis Alberto Macario, director de Gastaldi Hnos., que exporta el 90% de su producción.
Los productores reconocen que la posibilidad de error es nula, porque los márgenes de ganancia son muy ajustados. “El costo de producción por hectárea es de u$s 600, por eso nos estamos quedando cada vez con menos productores”, dijo Ackermann. Y enfatizó: “La Argentina es el único país que no apoya la producción y, encima, le cobra retenciones a la exportación (10% promedio), algo que es doblemente grave en el maní porque vive casi exclusivamente de la exportación”.
La directora de la CAM dice que no han recibido apoyo de las autoridades nacionales y que recién ahora están trabajando en la promoción del consumo doméstico con el gobierno provincial.
Presencia internacional
José Lincoln es gerente de una planta brasileña que fabrica dulces con confites a base de maní. Para ello consumen entre 15.000 a 20.000 t de maní crudo. “Nos sorprendió la organización porque en Brasil difícilmente consigamos reunir tantas personas ligadas al cultivo de maní”, dijo. Brasil produce unas 80.000 t de maní. El 80% lo vuelcan al mercado interno y el 20% restante exportan a Europa. “Aquí los empresarios invierten mucho en mejoras tecnológicas; Brasil está muy lejos de la Argentina en este aspecto”, aseguró. Trabajan con rotación de soja, maíz y caña de azúcar.
Juan I. Martínez Dodda
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